El lunes 13 Donald Trump habló en el parlamento israelí y luego en la cumbre de Sharm el-Sheikh, donde suscribió un “tratado de paz” junto a los gobernantes de Turquía, Egipto y Qatar. Ya antes en 2005 y 2016 se dieron en dicho balneario egipcio cumbres que solo produjeron una paz esporádica. El presidente norteamericano trató al resto de sus invitados como un rey lo hace con sus vasallos. En la vitrina de exhibición estuvieron mandatarios de casi todos los países del G7 (EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá e Italia, menos Japón, quien solo mandó a su embajador); además de Armenia, Azerbaiyán, Baréin, Chipre, España, Grecia, Hungría, Indonesia, Irak, Jordania, Kuwait, Holanda, Noruega, Pakistán, Palestina, Paraguay (la única nación latinoamericana) y Noruega, junto con directivos de distintas entidades internacionales (incluyendo de la FIFA que así busca evitar la expulsión de Israel del mundial 2026).
A quien Trump más felicitó fueron a los gobernantes más ultraderechistas (Viktor Orbán y Georgia Meloni), mientras que desdibujó al laborista Keir Starmer. Dejó hablar al premier pakistaní Shehbaz Sharif para que demande el Nobel de la paz para su persona. A pesar de que este premio fue para su incondicional María Corina Machado, quien pide la intervención militar norteamericano en Venezuela, Trump en toda ocasión exige dicho galardón. El anfitrión Egipto fue el único Estado africano en estar presente y también, junto a Indonesia, el único de los 10 miembros del BRICS+ en tener allí a su jefe de Estado. India, Arabia Saudita y Omán mandaron a sus cancilleres y los emiratíes a su vicepresidente.
No participaron cuatro repúblicas que fueron parte de esta guerra (Siria, Líbano, Irán y Yemen) ni potencias internacionales como China, Rusia, Brasil, México, Sudáfrica, etc.
Ante la “Knesset” Trump aseguró que EEUU tenía las peores armas del planeta (muchas de ellas fueron proporcionadas a Israel) y que Benjamin Netanyahu venció la guerra, cosa que contradijo Hamás quien afirma haber evitado que Israel por medios militares les destruyera, recuperase a sus rehenes y expulse a dos millones de gazatíes. Cuando dos diputados israelíes pidieron reconocer un Estado palestino, fueron expulsados del recinto.
Trump no plantea ello, en contradicción con los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad y los otros tres firmantes del tratado del 13/10/2025. Esto es algo que puede acabar derrumbando dicha “paz”. Netanyahu quiere aprovechar el interludio para seguir limpiando étnicamente Cisjordania. Millones de personas se movilizan en todo el planeta habiendo logrado que el 80% de Naciones Unidas reconozca a Palestina. Importantes aliados occidentales de EEUU y todas las naciones islámicas demandan establecer una república palestina en los territorios ocupados en 1967.
Tan frágil es dicha “paz” que el presidente turco Recep Erdogan amenazó con no desembarcar en la cumbre si Netanyahu arribaba. Si bien ese mismo día se intercambiaron 20 rehenes hebreos por casi 2,000 prisioneros palestinos, Israel seguía matando gazatíes y limitando el ingreso de camiones con ayuda humanitaria. Netanyahu aduce que Hamás incumple al no entregar los cadáveres de todos los israelíes muertos en Gaza, pero esta retruca que es dificilísimo hallar estos en medio de tantos escombros.
El ejército israelí sigue reteniendo la mayoría del territorio de la franja gazatí y todos los pasos fronterizos. Además, Netanyahu no detendrá sus planes de construir colonias sionistas en Cisjordania.
Trump dice que Hamás deberá desarmarse por las buenas o las malas, cosa que este se niega a hacer mientras no se establezca un Estado palestino.
Mientras EEUU propone extender la “alianza abrahámica” esta no podría consolidarse mientras no se establezca una democracia igualitaria pluri-étnica en la tierra de Abraham; cuestión a lo cual se opone la mayoría sionista, aunque es algo que vienen aceptando cada vez más distintos sectores judíos del mundo.
Queda el tema de los $70,000’000,000 que costará rehabilitar Gaza. Si EEUU pide a Rusia que reconstruya Ucrania, a Israel no le demanda ello. Diversos Estados van a querer invertir en Gaza para sacar ganancias, mientras que los palestinos quieren que ello se dé bajo su autogobierno y sin nuevos virreyes como Tony Blair.
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Isaac Bigio, analista internacional
