Friday, December 13, 2024
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Invertir en el Futuro: La Creación de Escuelas Públicas en los Edificios de Vivienda Pública de Puerto Rico

Puerto Rico se enfrenta a desafíos sociales y económicos que requieren soluciones innovadoras y audaces. Entre estos desafíos, la pobreza y la falta de acceso a una educación de calidad son dos de los problemas más apremiantes que afectan a nuestras comunidades, especialmente a aquellas que residen en los complejos de vivienda pública. Es hora de tomar medidas decisivas y proponer un cambio transformador que aborde estas problemáticas de raíz: la creación o expansión de escuelas públicas dentro de los edificios de vivienda pública en toda la isla.

Las familias que viven en los residenciales públicos son precisamente las que más necesitan acceso a una educación de calidad para poder romper el ciclo de la pobreza. Los niños que crecen en estos entornos enfrentan múltiples barreras que obstaculizan su desarrollo y les impiden alcanzar su máximo potencial. La falta de recursos, la violencia en las calles y la falta de oportunidades son solo algunas de las realidades que enfrentan a diario.

La educación es la clave para transformar estas realidades. Proporcionar acceso a una educación de calidad desde una edad temprana es fundamental para romper el ciclo de la pobreza y brindar a estos niños y jóvenes las herramientas necesarias para un futuro exitoso. La creación de escuelas públicas dentro o cerca de los complejos de vivienda pública garantizaría que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad, independientemente de su situación socioeconómica.

Pero no basta con simplemente colocar una escuela publica en estos edificios públicos. Es necesario un enfoque integral y diferente que aborde las necesidades específicas de estas comunidades. Esto significa ofrecer horarios extendidos para adaptarse a las realidades de las familias, así como proporcionar servicios de cuidado infantil para aquellos padres y madres jóvenes que necesiten completar su educación. Las universidades también deben desempeñar un papel activo en este nuevo modelo educativo, brindando apoyo y recursos para garantizar su éxito. Para comenzar, las universidades deben enviar a sus profesores de pedagogía y maestros practicantes para que verdaderamente aprendan a enseñar a los niños pobres de la isla. El personal debe ser compuesto por maestros, un administrador de fondos federales y estatales y un director escolar capacitado.

En lugar de invertir en más policías y cárceles, debemos invertir en la nueva educación de nuestros niños. Es hora de reconocer que la verdadera prevención del crimen comienza con la educación y el apoyo a nuestras comunidades más vulnerables. Al proporcionar acceso a una educación de calidad enfatizando la lectura y escritura, no solo estamos invirtiendo en el futuro de estos niños, sino también en el futuro de toda nuestra sociedad. Nunca se debe pasar de grado a un estudiante que no sepa leer ni escribir. Invertir en el recurso humano es lo que el resto del mundo está llevando a cabo para mejorar la condición económica, educativa y social de sus países.

Es crucial que estas escuelas de los residenciales públicos estén equipadas con tecnología moderna, como computadoras e internet robusto, y cámaras de seguridad, para asegurar que los estudiantes estén preparados para tener éxito en el mundo digitalizado en el que vivimos. Además, debemos incorporar escuelas vocacionales modernas en estos complejos residenciales con cursos de mecánica, plomería, madera, construcción, refrigeración, horticultura y energía renovable, brindando a los estudiantes la oportunidad de adquirir habilidades prácticas que les permitan contribuir a la infraestructura de sus propias comunidades mientras continúan con su educación. Es imperativo también desarrollar las artes, el drama y la música para que aprendan de su cultura de forma entretenida.

El modelo educativo nuevo debe ser diferente, con un abanico amplio de posibilidades, sin examenes, sin burocracia, sin intervención de aquellos de una oficina central ineficiente que mantienen na corrupción que se roba el dinero de los niños. El modelo nuevo debe ser 100% aprender de forma diferente con maestros que le guste enseñar y que estén capacitados para hacerlo con una paga anual de no menos de $50,000 anualmente y con permanencia. Si no le cuestionamos a una serie de administradores del Departamento de Educación en la oficina central y regional que no le enseñan a nadie con sueldos sobre $100,000.00 anuales, no podemos decir que el maestro no debe ganar un sueldo competente. El maestro es el que cambia la mente de los niños, es el que tiene un total de 150 estudiantes todos los días de clases y los ayuda para que sean personas de éxito.

La creación de escuelas públicas en los edificios de vivienda pública de Puerto Rico no solo es una inversión en el futuro de nuestros niños, sino también en el futuro de nuestra isla en su conjunto. Es hora de tomar medidas audaces y decisivas para romper el ciclo de la pobreza y brindar oportunidades reales a todas nuestras comunidades. Juntos, con modelos nuevos, podemos construir un futuro más brillante y próspero para todos los puertorriqueños.

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