Puerto Rico, un país donde la política se ha infiltrado en el cuerpo gubernamental como un cáncer que devora las mentes de los empleados y la gente, haciéndoles creer que todo funciona. A lo largo de los años, la capacidad de gobernar se ha perdido, y se ha enfocado en embrutecer al pueblo a través de un programa público educativo deficiente y peligroso. El Departamento de Educación se ha convertido en una guarida de incompetentes, vinculados a un partido político, que controlan las operaciones mediante contratos externos que mantienen la publicidad y las comunicaciones. Promueven el analfabetismo, la dependencia y la conformidad de los habitantes, que han sido programados de forma absoluta.
Aquellos que denuncian los atropellos y la falta de ley son acusados de traición al partido en el poder. Es imperativo reconocer que la única solución es la educación. Se recomienda que las personas comiencen a educarse de manera independiente para evitar ser manipulados por aquellos que solo piensan en su riqueza a costa de los más indefensos y humildes.
Cuando tienes un Departamento de Educación que usa el 60% de su presupuesto para operaciones administrativas autocreadas que sirven como un bloqueo intelectual al pueblo, solo queda recomendar que todos salgan del sistema público como rechazo a la violación del derecho a una educación de calidad. Además, se utiliza el dinero de educación para dar exámenes estandarizados que no sirven, no miden nada correctamente, no tienen valor cultural y entorpecen el aprovechamiento académico. Los funcionarios han mentido al afirmar que las pruebas son necesarias para recibir dinero federal. ¡Esto es falso! El gobierno federal exige mostrar el aprovechamiento y progreso estudiantil, pero no impone el uso de pruebas que cuestan millones y que, debido a una infraestructura de internet inservible y computadoras que no funcionan en las escuelas, son un fracaso.
Los maestros pueden y deben crear su currículo adaptado a su comunidad y necesidad directa de los estudiantes que tienen en la actualidad sin interferencia de burócratas que no dan clase. No hay que gastar cientos de millones en pruebas estandarizadas extranjeras que le quitan el dinero y semanas de preparación para educarse a los niños.
Puerto Rico puede producir sus propias pruebas (sin subcontratar el trabajo a compañias extranjeras). De lo contrario hay que cerrar las oficinas de currículo y cada escuela subcontrata la compañia que quiera directamente.
El gobierno actual se ha negado a ofrecer las pruebas PISA, prefiriendo usar pruebas comerciales extranjeras que durante décadas han costado cientos de millones, en lugar de utilizar el dinero para contratar y dar permanencia a maestros y no para administración. El número de estudiantes se ha reducido a la mitad, pero el número de administradores se ha duplicado. Puerto Rico asigna menos dinero por estudiante que cualquier estado de la nación, a pesar de ser el sexto que más recibe en presupuesto total. Del dinero asignado por estudiante, se desvía un 30% para la administración central y regional.
Nos preguntamos, ¿cuándo la Junta de Control Fiscal comenzará a reducir el gasto desmedido en administración y puestos autocreados del Departamento de Educación? La situación es insostenible y es urgente que se tomen medidas para garantizar una educación de calidad para todos los niños y jóvenes de Puerto Rico.
La única vía hacia un futuro mejor para Puerto Rico es la educación. Debemos insistir en la necesidad de una reforma profunda del sistema educativo, que priorice el aprendizaje, dos maestros con permanencia por salón en la escuela elemental y el desarrollo de los estudiantes por encima de los intereses políticos y administrativos. Solo así podremos romper el ciclo de mediocridad y mentiras que ha lastrado a nuestro país durante tanto tiempo.
Referencias:
