Monday, November 25, 2024
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El alto costo de viviendas aleja a inmigrantes y refugiados de ciudades

El incesante aumento en los precios de la vivienda, tanto para compra como alquiler, en ciudades de todo el país afecta la llegada y permanencia de inmigrantes y refugiados y dificulta los programas de ayuda comunitaria, según expertos consultados por Efe.

“El impacto del costo de las viviendas en los inmigrantes y refugiados es muy real y no solamente en Washington DC, sino también en los lugares más apartados del país, en cada ciudad y condado”, declaró a Efe Renato Mendoza, especialista en promoción comunitaria en la organización no lucrativa CASAS de Maryland.

“Quienes aún no han experimentado ese problema, pronto lo experimentarán porque sencillamente no hay viviendas para todos y cada vez, debido al desarrollo urbano y la gentrificación, quedan menos viviendas a precios accesibles”, agregó.

Denver, la capital de Colorado, es considerada la ciudad del país con mayor recuperación de su mercado inmobiliario tras la crisis económica que comenzó en 2008.

En la actualidad, casi el 99 % de las casas de Denver tienen un valor un 200 % superior al de 2009.

Según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Metro Denver (DMAR), la tendencia alcista continuará por lo menos por los próximos dos años.

Por eso, aceptar a refugiados resulta “un verdadero desafío”, según aseveró en declaraciones preparadas Kit Taintor, coordinadora de Asuntos de Refugiados del Estado de Colorado.

Fort Collins, una ciudad universitaria de 156.000 habitantes en el norte de Colorado, anunció la semana pasada que ya no aceptará más refugiados, debido precisamente a la falta de suficientes viviendas.

Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, cada mes ingresan al país entre 2.000 y 3.000 refugiados, ahora principalmente de Myanmar, República Democrática del Congo, Somalia y Sudán.

Los estados que más refugiados reciben son Texas, California, Nueva York, Michigan, Ohio y Arizona, en ese orden. Colorado se ubica en el décimo noveno puesto.
“Pero no son solamente los refugiados, sino también los inmigrantes quienes pierden posibilidades cuando tienen que destinar la tercera parte de sus ingresos, y a veces las tres cuartas partes, para pagar por sus viviendas”, puntualizó Mendoza.
“Y eso significa poner en peligro la salud de toda la familia al tener que hacer sacrificios y recortes en educación, alimentos y transporte”, agregó.

Según Mendoza, situaciones similares a las de Denver se repiten en otras ciudades como Kansas City, Boston, Portland, Oregón y Seattle, donde la disparidad entre la oferta y la demanda ha hecho que el acceso a viviendas económicas resulte extremadamente difícil.

En Seattle, por ejemplo, un reducido, pero creciente número de refugiados africanos o asiáticos, que llegaron en años recientes escapando de guerras en sus países, se encuentra ahora en situación de desamparo y deben pedir ayuda a organizaciones como Mary’s Place, donde se ofrecen “cubículos con cortinas” donde las familias pueden acomodarse para pasar una noche juntas en un lugar cubierto.

Linda Mitchell, directora de comunicaciones de Mary’s Place, indicó que “todos sus servicios son gratis, fácilmente accesibles y responden a las necesidades de las mujeres y de las familias”.

Esa tarea, sin embargo, se ve obstaculizada por el costo de la renta, que en Seattle fluctúa entre 1.000 y 1.800 dólares al mes según el tamaño y la ubicación de la vivienda, por la escasa disponibilidad de viviendas en el mercado (menos del 3 %) y por la cantidad de personas en situación de desamparo (más de 10.000).

Para Mendoza, existe además del costo otro factor que influye negativamente en el acceso de los inmigrantes (legales o no) y de los refugiados a las viviendas.

“La actual situación política ha hecho que los inmigrantes ya no se sientan aceptados como antes ni tan optimistas sobre su futuro. Por eso, dejan de comprar casas. Y esto es algo que pasa en todo el país y seguirá pasando mientras las grandes constructoras continúen lucrando con una necesidad tan básica como tener una vivienda”, expresó el dirigente latino.

El hecho que los latinos y otros inmigrantes dejen de comprar viviendas podría afectar al mercado inmobiliario en general.

Un estudio publicado en 2014 por la Asociación Nacional de Profesionales Inmobiliarios Hispanos (NAHREP) estimaba que si sólo la cuarta parte de los indocumentados del país comprasen viviendas, se generaría unos 500.000 millones de dólares en transacciones inmobiliarias en cinco años y unos 180.000 millones durante ese mismo período en servicios relacionados.

Pero esos cálculos, hechos hace solamente tres años, asumían ingresos anuales promedio de 40.000 dólares por familia, un monto que en la actualidad resulta aproximadamente un 40 % inferior al necesario para comprar una vivienda adecuada en Denver, según DMAR.

Además, el estudio de NAHREP anticipaba una aceleración del mercado inmobiliario nacio

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