Leandro Rodriguez.-
Los sistemas presidenciales latinoamericanos podrían fácilmente ser confundidos con los absolutismos medievales, se hace imprescindible supere este cáncer, el presidencialismo es un ancla segura al subdesarrollo. Basta dar una ojeada por el mundo, la mayoría de los países occidentales que disfrutan altos niveles de calidad de vida exhiben sistemas parlamentarios, no se engañen, aunque existan noblezas éstas hoy día cumplen papeles protocolares, quienes deciden la conducción de esas naciones son los civiles (los otrora plebeyos), sostienen sistemas parlamentarios en una armoniosa separación de poderes, pues el poder hay que distribuirlo entre las instituciones del Estado y deben funcionar con sinergia, esa es la clave.
No vamos ahondar en lo que ocurre en las naciones frenéticamente presidencialistas porque dolorosamente lo sabemos muy bien, en la actualidad Cuba, Venezuela y Nicaragua complementan este cuadro de deshonor latinoamericano. Las instituciones del Estado se confunden con los partidos políticos de los gobernantes, dando paso a regímenes de élites todopoderosas posadas en un pueblo intencionalmente debilitado, oprimido.
¿Cómo salvar las democracias latinoamericanas? Pudieran adoptar un sistema parlamentario similar al suizo. La jefatura de gobierno sería ejercida por un cuerpo colegiado dentro del parlamento, nos explicamos: Un periodo presidencial de 5 años, sería ejercido por un cuerpo conformado (por ejemplo) por 5 diputados, uno por cada tolda partidista con mayor representación. Cada uno de ellos será el jefe de gobierno por un año, sin reelección, obligando a los partidos llegar acuerdos pragmáticos, lo que favorecería al país.
Otra externalidad positiva sería la escogencia de los poderes públicos nacionales, médula ósea de las democracias. Serían electos bajo el mismo principio del acuerdo o confianza política a través de comisiones temporales electas para tal fin, con configuración similar a la jefatura de gobierno, por ejemplo: 10 parlamentarios de las 10 toldas partidistas con menor representación se encargarán de escoger a los titulares de los poderes nacionales, teniendo como principal encomienda la imparcialidad y la preparación de los aspirantes.
Son ideas, nos comprometemos a continuar escribiendo al respecto, pero lo realmente necesario es comprender que para encontrar su camino a la prosperidad Latinoamérica debe abandonar el maligno presidencialismo, debe adoptar un sistema político que evite se continúen repitiendo los castrismos, los chavismos, los orteguismos. Alemania lo hizo, luego del nazismo configuró su sistema político a fin de evitar vuelvan a surgir nuevos Hitlers, hoy es una nación prospera política y económicamente. @leandrotango