El juicio civil al exoficial chileno Pedro Pablo Barrientos Núñez por el asesinato del cantautor Víctor Jara durante la dictadura de Augusto Pinochet comenzó este lunes en un tribunal federal del estado de Florida.
El 12 de setiembre de 1973, al día siguiente del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, el popular folclorista chileno fue detenido y torturado junto a otros 5.000 prisioneros. Murió cinco días después en el entonces Estadio Chile, hoy llamado Víctor Jara.
La evidencia contra Barrientos -que se instaló en Florida en 1989, a poco de culminar la dictadura del general Pinochet- por su papel en este episodio comenzó a ser presentada este lunes.
Se prevé que el juicio por tortura y asesinato extrajudicial se prolongue hasta el 29 de junio.
Es la primera vez que Barrientos responde ante los tribunales por la muerte de Jara. Su viuda Joan, de 89 años, y sus dos hijas, Amanda Jara y Manuela Bunster, intentarán obtener algo de justicia 43 años después del crimen.
El juicio tiene carácter civil, y el jurado puede decidir sanciones monetarias. En 2014 Chile pidió a Estados Unidos la extradición de Barrientos, pero la demanda permaneció sin respuesta.
El abogado de los denunciantes, Mark Beckett, explicó a los ocho miembros del jurado que podrán ver entrevistas en video a civiles y militares que vivieron el caos instalado en Chile tras el golpe de Estado de Pinochetr con respaldo del gobierno de Estados Unidos.
“El 12 de septiembre Barrientos condujo a soldados de la segunda compañía de combate al Estadio Chile” y “fue visto dando órdenes a los reclutas y guardias colocados en toda la zona. La evidencia mostrará que Barrientos le disparó dos veces en la cabeza” a Jara, dijo el defensor, integrante del bufete Chadbourne y Parke, con sede en Nueva York.
Beckett dijo que luego Barrientos exhibió “con orgullo” la pistola con que acababa de asesinar al músico ante otros oficiales y reclutas.
– “Cambió mi vida” –
La viuda de Jara, que camina con ayuda de un bastón, debió ser asistida para subir al estrado. Recordó la desaparición de su compañero y cómo, después de que se enteró de su asesinato, su vida cambió.
“Siento que fue, literalmente, el fin de mi primera vida”, afirmó, mientras sus hijas y amigos sollozaban silenciosamente en la sala. “Cambió mi vida, y la vida de mis hijas, para siempre”, insistió.
Joan relató el trauma que le significó ver al cuerpo sin vida y mutilado de Jara en una morgue de Santiago.
“Uno de sus ojos estaba amoratado y ensangrentado. Sus manos colgaban en ángulos extraños y estaban ensangrentadas. Creo que vi 20 grandes agujeros de bala en todo su cuerpo y una enorme herida en el centro”, dijo.
La demanda contra Barrientos fue presentada inicialmente en 2013 en Jacksonville, Florida, por el Centro de Justicia y la Responsabilidad (CJA, por su sigla en inglés), un grupo de derechos humanos radicado en San Francisco.
Once exmilitares han sido procesados en Chile por la muerte del cantautor, aunque Barrientos es señalado como su principal responsable.
Jara era militante del Partido Comunista y ferviente defensor del proyecto de Unidad Popular que encabezó entre 1970 y 1973 el presidente socialista Salvador Allende.
El asesinato del cantante, que inspiró a decenas de músicos en todo el mundo, desde Joan Báez a Bono, es uno de los más emblemáticos casos de violación de derechos humanos cometidos durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), que dejó más de 3.200 muertos, y se volvió símbolo internacional de los detenidos, torturados y asesinados de las dictaduras latinoamericanas del siglo pasado.