Por JuanTomás Taveras |
“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”, Juan Pablo Duarte.
La corrupción y la impunidad son la principal amenaza para la gobernabilidad y la paz; la inseguridad y la violencia sus mayores síntomas.
Nos llena de preocupación la degradación social con el deterioro ético-moral. Lo más triste de nuestra sociedad es que los criminales pandilleros y políticos corruptos reciben todos esos honores y algarabías a los antivalores que practican y promueven alimentando el morbo y la decadencia social.
Urge establecer la soberanía popular, no nos queda mucho tiempo para salvar el futuro de las generaciones venideras. La patria está en peligro, los políticos y grupos de poder se están robando el futuro y matando hasta las esperanzas de la gente y cómo afirma el poeta y dramaturgo español Federico García Lorca: “El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”.
Luego de la puesta en venta de Punta Catalina, la irresponsabilidad de 2, 500 millones de bonos soberanos que aumentó nuestra deuda insostenible, la promulgación de la ley 46-20 sobre transparencia y revalorización patrimonial que viene a blindar y legalizar de manera burda y cuestionable el dinero sucio y beneficios de la corrupción; la última gota que rebosó el vaso y ha despertado la juventud fueron los recientes fraudes y sabotajes electorales en las primarias el 06 de octubre del 2019 y las municipales del 16 de febrero del 2020, agravado por las mentiras de la Junta Central Electoral, de la policía, de Ministerio de Defensa y el gobierno, con los abusos al técnico de claro y gasificación de los jóvenes que se levantaron indignados reclamando institucionalidad democrática, justicia y transparencia en las elecciones.
Los recientes acontecimientos de sabotaje electoral han indignado a la población dominicana y nos llena de regocijo que fueran los jóvenes los primeros en manifestarse en protestas en contra del peligro y la amenaza que corre hoy la débil democracia dominicana. Participar de estos patrióticos eventos de vigilia y protesta junto a la juventud me ha llenado de esperanza, de entusiasmo y de orgullo de esos jóvenes indignados en rebeldía.
Queda demostrado con esta actitud revolucionaria, consciente y crítica que la juventud dominicana no solamente es dembow, morbo, vicios y vanidad sino que es mucho más. Este despertar revolucionario de indignación juvenil y pensamiento crítico de una gran parte de la población en todo el territorio nacional en las principales provincias y la diáspora me ha motivado y provocado a hacer un llamado a esa juventud para que se sumen al siguiente reclamo.
Amor, justicia, libertad y paz con transparencia ética es la clave para defender la institucionalidad democrática y combatir la corrupción. Urge la unión o convergencia y consenso de los que piensan diferentes.
En ocasiones es conveniente y estratégico luchar en diferentes flancos o espacios, sin embargo cuando una sociedad está a punto del colapso institucional y lo único que funciona es la corrupción y el crimen con impunidad deben unirse todos los esfuerzos para un objetivo común: Salvar la patria sanando la institucionalidad democrática.
La actual crisis electoral, el descrédito, la desconfianza e irresponsabilidad con parcialidad hacia el oficialismo de la JCE y sus principales directivos hace difícil que tengamos garantías para que no se repitan sabotajes como los sucedidos el domingo 16 de febrero del corriente año 2020. Hasta el momento, no hay una investigación de un sospechoso de ningún involucrado, ni culpables, ni un juicio, ni justicia, ni procurador, ni explicación, ni solución, ni voluntad de hallarla y no confiamos en dialogo de las élites simuladoras y engañosas, ni que los verdaderos sospechosos y responsables de acuerdo a la ley (la JCE, el gobierno y la mayoría de los candidatos oficialistas) lo investiguen.
¿Confía usted en la justicia dominicana, los jueces, el procurador general y sus adjuntos para investigar y juzgar responsablemente y con transparencia ética cualquier irregularidad que ocurra en las elecciones venideras?
¿Han cumplido los políticos tradicionales con sus responsabilidades y respetan la Constitución?
Estamos en riesgos de un holocausto electoral y me atrevo a afirmar que nadie puede garantizar que perversidades semejantes no vuelvan a suceder, pues, particularmente yo pienso que ya están en proceso y mejor planificadas, tanto más cuanto que en un país el sistema de justicia no funciona por lo que no hay régimen de consecuencias para los violadores de la ley y todo se les facilita. En cuanto a los recursos financieros malversados y dilapidados son incalculables, de la misma manera ha pasado con los esfuerzos humanos sin valorizar eficientemente.
“En la política, nada sucede por accidente. Si sucede, usted puede apostar que así se planeó” (Franklin D. Roosevelt). Por lo que afirmo que no se ha hecho ni se está haciendo lo atinente a establecer claramente una garantía vinculante a todos los actores políticos, funcionarios y ciudadanos, para que se cumpla con el nombramiento del Procurador Especializado para investigar y perseguir crímenes y delitos electorales que contempla la ley orgánica de régimen electoral 15-19 en los artículos 289 y 290, el cual sigue sin realizarse, proponemos el mismo sea seleccionado por todos los partidos y la sociedad en consenso y ratificado por el congreso como manda la ley, sin objeción.
Dicho procurador debe estar respaldado por un equipo de expertos para asuntos y leyes relacionadas con jurisdicción nacional e internacional, con recursos logísticos y financieros suficientes, y que sus facultades se extiendan para fiscalizar, intervenir y hasta objetar la policía militar electoral que debe ser la garantía del orden y la seguridad de las elecciones. El referido cargo debe ser ocupado por un ciudadano profesional del área destacado y con criterio independiente como por ejemplo el comunicador, abogado y médico Ricardo Nieves.
En menos de una semana los partidos y la sociedad civil se pueden poner de acuerdo para recolectar las firmas o reunir un millón de personas frente al congreso para presionar hasta que se logre esta garantía a través de una iniciativa legislativa popular y que sea como una decisión de democracia directa que se convierta en camisa de fuerza y obligue al congreso a ratificarla como representantes que deberían ser de los intereses del pueblo.
Nuestra historia electoral ha sido manchada por la falta de transparencia, las trampas e irresponsabilidades de parte de los organizadores directivos en la mayoría de las elecciones que se han realizado en el país, o sea que razones hay de más para que en esta ocasión que ha sido tan grave, que ha llevado a la anulación de las elecciones por el sabotaje e irregularidades escenificados, nos esforcemos sin desmayo para garantizar que no se repita.
Por tanto sería ingenuo confiarnos, lo que nos obliga a imponer las garantías a como dé lugar para que nadie, absolutamente nadie de los candidatos a elegir y especialmente los sectores oficialistas (es decir el Danilismo) puedan aprovecharse de una falla, irregularidad, trampa, fraude, manipulación etc., y se pueda colar sin haber ganado realmente o evitar el libre ejercicio del pueblo. Realmente nunca ha habido votación de manera libre y soberana de parte de los ciudadanos.
En tal sentido creo que la mejor salida es esta iniciativa legislativa popular que contempla nuestra Constitución en su artículo 97 y de esta manera se pondría fin de una vez por todas a la tramposería, la manipulación, el engaño, los fraudes, el crimen, la extorsión y todo lo malo a lo que estamos acostumbrados que gire en torno de las elecciones, en su gran mayoría fraudulentas y mafiosas y que a partir de ese momento todo sea parte de la historia pasada y podamos mirar con transparencia y credibilidad hacia el futuro en las elecciones venideras.
Si el pueblo no puede exigir una asamblea extraordinaria del congreso para una ley especial por iniciativa legislativa popular podemos afirmar categóricamente que no existe la democracia en la República Dominicana y que todo es un simulacro y una falsedad, siendo realmente esto una dictadura disfrazada de falsa democracia.
Así que creo que es el momento más oportuno para probar la soberanía popular que manda nuestra constitución y que a pesar de que puede ser representada por las autoridades elegidas, también puede ejercerse directamente y estamos convencidos que este es una coyuntura especial para que el pueblo ejerza una medida popular y siente al congreso en asamblea para que ejecute esa aspiración urgente y necesaria para evitar el colapso total de la institucionalidad democrática del país.
No tengo duda alguna que es importante y merecido el que se haga reunir al congreso en asamblea para satisfacer y demostrar la soberanía popular y terminar de una vez por todas con este sistema podrido, corrupto, mafioso, criminal, revestido de impunidad en la mayoría de los años de la historia republicana.
“Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones„ Juan Pablo Duarte
Dios bendiga siempre al pueblo dominicano. Todo por la Patria.
Juan Tomás Taveras.-
*El autor es político duartiano independiente, mayor general retirado PN, periodista, activista social, miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Activos y Jubilados Dominicanos, APODOM, Pro Dignidad y Derechos. Incluye a todos los veteranos.–