La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, dijo hoy que la elección del gobernador de Indiana, Mike Pence, como compañero de fórmula presidencial prueba “el peligroso plan para Estados Unidos” del aspirante republicano, Donald Trump.
“Si tenían alguna duda sobre que Trump mantiene su peligroso plan para Estados Unidos, digan ‘hola’ a su elegido como vicepresidente”, escribió Clinton en su cuenta de Twitter inmediatamente después de que el magnate hiciera oficial lo que ya era desde el jueves un secreto a voces.
El magnate hizo hoy el anuncio en un mensaje de la red social y explicó que este sábado ofrecerá una rueda de prensa, en principio prevista para hoy pero aplazada anoche por el atentado terrorista en Niza (Francia).
En un comunicado, la campaña de Clinton considera que Pence es “el candidato a vicepresidente más extremo en una generación” y lo describe como un político “increíblemente divisor e impopular” con un historial de medidas discriminatorias y de medidas económicas “fallidas” que han favorecido a los multimillonarios en detrimento de las familias trabajadoras.
“Los votantes merecen alguno mejor que sus políticas divisoras y sus propuestas económicas del ‘yo primero’. La fórmula Trump-Pence contrasta totalmente con la visión de Clinton para nuestro futuro, de que somos más fuertes juntos y de que la economía debe funcionar para todos, no solo para los más privilegiados”, afirmó el director de campaña de Clinton, John Podesta.
Los demócratas destacan en su nota el historial de riguroso conservadurismo que tiene Pence, además de su oposición a la reforma migratoria.
En la Cámara de Representantes, donde estuvo entre 2001 y 2013, Pence lideró el tipo de batallas que exaltan a los conservadores sociales y como gobernador firmó una ley criticada por permitir la negación de servicios a homosexuales con base en motivos religiosos y otra que prohíbe abortar por la discapacidad, raza o género del feto.
En los círculos políticos, Pence es visto como una “opción de consenso” que puede hacer “digerible” a Trump no solo entre la elite del partido sino también para el votante ultraconservador y el poderoso sector evangélico.
Estos grupos, con frecuencia entrelazados, nunca han confiado en que Trump sea un auténtico conservador: en el pasado apoyó a demócratas, se mostró abierto en temas divisores como el aborto y va por su tercer matrimonio, con un historial sentimental extensamente aireado en la prensa rosa.