El comportamiento del ser humano es juzgado por el prójimo basado en las normas establecidas por la sociedad. Pero en el caso de Diego Armando Maradona eso poco importó. Simplemente creó su propio método de cómo vivir su vida guiada por sus ideales, convicciones y orígenes.
Considerado por la gran mayoría de aficionados como el mejor futbolista de todos los tiempos, El Pibe de Oro, como fue apodado durante su juventud, nació en el empobrecido barrio de Villa Fiorito, área metropolitana de Buenos Aires, Argentina, un día como hoy en 1960.
Maradona comprobó que los principios humanos son más importantes que el dinero. Esto cobró relevancia cuando en la cima de su carrera, ya establecido como un súper estrella con apenas 24 años de edad, equipos con estatus, exitosos y populares, le ofrecieron cheques en blanco para que firmara un contrato con ellos. En cambio, él prefirió firmar con un equipo que no ganaba la máxima división de fútbol profesional de Italia, ni la copa de la Liga Europea en 60 años, cómo fue el caso de SSC Nápoles. Inclusive, la gerencia tuvo que tomar un préstamo bancario para firmarlo.
Nápoles era una ciudad, que comparada con las del centro y norte de Italia, estaba marginada, sin influencia y donde la mayoría de sus habitantes eran clasificados como masa obrera. Una ciudad que según muchos, carecía de esplendor. Pero para Maradona, el monumental reto de llevar a ese equipo a un campeonato y en el proceso elevar el espíritu, ánimo, orgullo y moral de Nápoles, ciudad donde su único reconocimiento era el nacimiento de la pizza, fue más significativo que el “glamour” ofrecido por otras ciudades de más prestigio. En Nápoles, Maradona se identificaba con sus raíces y entendía que poniendo en práctica su talento y habilidades deportivas, podía cambiar el destino y percepción de dicha ciudad y su gente. Además, el pueblo lo percibía así también y por eso el 5 de Julio de 1984, cuando hizo su primera aparición en el Estadio San Paolo, 80,000 napolitanos se dieron cita para darle la bienvenida.
Maradona no se equivocó y durante los siguientes 7 años, el Nápoles ganó: 2 campeonatos de la Liga Profesional de Fútbol de Italia y también la Copa Europea, entre otras hazañas. Este periodo fue catalogado por los expertos como histórico en el fútbol mundial, y en el proceso, Maradona logró la dignidad, el carácter y respeto para el pueblo napolitano.


Recientemente tuve la oportunidad de visitar la ciudad de Nápoles y caminar sus calles donde todavía 41 años después, el legado de Maradona se puede visualizar por doquier. Cuando le pregunté a Gianni Sauchelli, propietario de Pizzería Templo de Maradona, localizada en el céntrico “barrio español” reconocido como Quartieri Spagnoli, y también sobrino de la cocinera del inmortal, que significa Maradona para Nápoles, con su mirada perdida en la distancia contestó, “el encarnó nuestro pueblo…es nuestro ángel que nos ilumina desde el más allá”. También, cuando indagué sobre cuál era el plato favorito que su tía Lucia Vignati le preparaba dijo, “spaghetti con ajo, aceite de oliva y pimiento picante”. “Le gustaba los platos simples”, añadió Sauchelli.
Sus murales más emblemáticos y lo que se percibe ser un santuario al aire libre están plasmados en el sector más humilde de Nápoles donde cientos de personas de todas partes del mundo se dan cita diariamente para reverenciar a su manera y sentir su presencia.
Quizás Maradona no fue un ejemplo a seguir en su vida personal, pero en su despedida del fútbol confesó, “yo pagué por mis errores…pero la pelota nunca se mancha”.
Cuando Maradona llegó a la ciudad de Nápoles comentó, “yo quiero ser el ídolo de los niños pobres”. Su gran hazaña mostró que más bien se convirtió en el ídolo de toda una población.
Después de su muerte el 25 de noviembre del 2020, el estadio San Paolo de Nápoles fue renombrado como Diego Armando Maradona. Cada vez que se juega un partido de fútbol en ese estadio, el Pibe de Oro vive!!


Excelente