Estados Unidos ha anunciado este jueves que la operación que llevó a cabo en Yemen contra el líder de la organización terrorista Al Qaeda en la Península Arábiga, Qasim al Rimi, se ha saldado con su muerte.
Aunque no se precisó la fecha exacta del ataque, fuentes de seguridad indicaron al diario ‘The New York Times’ que tuvo lugar en torno al 8 de enero.
De acuerdo con la información de las fuentes del medio, la CIA se enteró de su ubicación a través de un informador yemení, que puso al objetivo en el punto de mira de aviones no tripulados, los cuales comenzaron a registrar sus movimientos hasta lanzar el ataque, presuntamente efectuado en la región de Wadi Abedah en el centro del país.
“Al Rimi cometió una violencia desmesurada contra civiles en Yemen y trató de dirigir e inspirar numerosos ataques contra Estados Unidos y nuestras fuerzas”, ha agregado la Casa Blanca.
La muerte de Al Rimi, de 41 años y ‘número dos’ de Al Qaeda, representa un golpe de envergadura contra la rama yemení del grupo terrorista, considerada una de las más potentes de la organización.
La Administración del presidente norteamericano, Donald Trump, ha valorado que su muerte “degrada aún más a Al Qaeda en la Península Arábiga y a su movimiento global, y nos acerca a eliminar las amenazas que estos grupos representan para nuestra seguridad nacional”.
Se consideraba un objetivo prioritario por tratarse de uno de los pocos operativos terroristas de Al Qaeda involucrados en ataques previos a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos que todavía seguían con vida.
Veterano de los campos de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán, Al Rimi, yemení de nacimiento, regresó a su país natal donde fue encarcelado durante cinco años por conspirar para matar al embajador estadounidense. No obstante, salió de la cárcel un año después, y comenzó a ascender en las filas de Al Qaeda.
El Departamento de Estado había ofrecido una recompensa de 10 millones de dólares por información que llevara a su neutralización, como sospechoso del atentado de 2008 contra la Embajada estadounidense en Sana, que mató a 10 guardias y cuatro civiles, así como en el complot de 2009 protagonizado por el nigeriano Umar Faruk Abdulmutallab para derribar un vuelo estadounidense con explosivos ocultos en su ropa interior.
La muerte de Al Rimi tiene lugar apenas un mes después del ataque estadounidense que mató al general iraní Qasem Soleimani en la capital iraquí, Bagdad.