Monday, December 23, 2024
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“Pregúntele a China”

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, insiste en acusar a la República Popular China de ser responsable de crear el coronavirus que la Organización Mundial de la Salud calificó de “pandemia” sin reunir las características, aunque afecte, ciertamente, a gran parte del mundo, pero con una letalidad muy baja con relación a la población de 7 mil 500 millones en todo el mundo. No hay aún, 400 mil muertos, contrario a todas las demás enfermedades de ese tipo que han diezmado la población de pueblos, continentes, etc.

 Solo la fiebre española, que nació en Texas, Estados Unidos –no en España- mató a más de 50 millones de personas en 1918, poco después de la Primera Guerra Mundial que le costó a la humanidad más de 15 millones entre civiles y militares, sin incluir más de 20 millones de heridos, más de 7 millones que murieron de hambre y otras necesidades fundamentales, con una población en ese momento de 1,800 millones.

En España la enfermedad mató al 1.1 de su población (250 mil personas), que en ese momento era de 20 millones. El continente asiático perdió el 4% de sus habitantes. En el mundo, la pandemia aniquiló al 2.2% de la humanidad.

Nadie le pidió entonces una indemnización a Estados Unidos por los daños, como nadie se lo exigió cuando inició la guerra bacteriológica en Medio Oriente y otros lugares del mundo; como nadie pidió sanciones extremas por haber lanzado las únicas bombas atómicas en el planeta, aniquilando a más de 200 mil japoneses. EEUU es el único país que le hace la guerra a casi todos los demás para imponer gobiernos y hacer negocios, diezmando la población y evitando el desarrollo económico, político y social de esos pueblos.

El presidente estadounidense, durante una rutinaria rueda de prensa en los jardines de La Casa Blanca, le dijo a la corresponsal de origen chino, Weijia Jiang, que lo cuestionó sobre el mal manejo que la ha dado a la Covid-19 y la cantidad impresionante de muertos en su país, a lo que respondió, con mucha arrogancia y altanería: “Pregúntele a China”. “¿Por qué me hace esa pregunta a mí, hágasela a China?”, respondió la periodista. La conferencia de prensa terminó abruptamente. Luego el mandatario colocó el video en sus redes y acusó a los medios de comunicación de estar unidos en su contra, pero advirtió que de todos modos ganará las elecciones de noviembre.

No es la primera vez que Donald Tump se refiere a la enfermedad como el “virus chino”, no es la primera vez que asegura que el coronavirus fue creado en un laboratorio y que China debe pagar los daños causados en todo el mundo. El gobierno chino ha sido categórico en desmentir tales acusaciones, de las que nadie ha presentado ningún elemento válido. Por el contrario, las agencias de Seguridad Nacional y otros estamentos investigativos del poderoso país del Norte han dicho que el virus no fue creado en ningún laboratorio.

Igualmente, los asesores científicos de Trump lo han desmentido más de una vez, al igual que la Organización Mundial de la Salud. Pero Trump, que está en campaña electoral, que ha manejado la enfermedad con una torpeza espeluznante, que ha demostrado su incapacidad para gobernar la primera potencia del mundo, insiste en coger a China como un chivo expiatorio para ocultar su deficiencia, su ignorancia, petulancia y agresividad.

China, como todos los demás países afectados por el coronavirus, es una víctima. Igual que los demás ha sufrido los embates del virus, pero el Estado y el Pueblo, han actuado prontamente asumiendo con responsabilidad y determinación la crisis, para salvar las vidas de las personas. Por eso, siendo el país más poblado del mundo, con mil 400 millones de habitantes, no han muerto tantos ciudadanos. Esa es la verdad, ahí están los hechos, irrebatibles, contundentes.

El gobierno chino es incapaz de crear un virus que afecte a su propia población, ni la de otros países, por un sentido ético y moral de la política. La economía china, como las demás economías del mundo, sufrirá mucho, frenando su propio desarrollo y el bienestar de su gente. El socialismo es humanidad, es solidaridad. Y eso es lo que ha hecho la República Popular China, incluso con la República Dominicana.

Donald Trump, no Xi Jinping, presidente de China, tendrá que pagar un alto precio político por los garrafales errores cometidos en el manejo del coronavirus, tratando de sacarle provecho electoral, que le ha costado a Estados Unidos alrededor de 90 muertos y cerca de un millón 500 infectados.

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