McALLEN, Texas.— Las autoridades del sur de Texas dicen que pasan apuros para proveer servicios a una nueva oleada de inmigrantes que han entrado al país de manera ilegal.
Un centro de apoyo de la Iglesia del Sagrado Corazón tuvo su mes más ajetreado en octubre desde que abrió hace dos años, con 5.600 inmigrantes registrados, dijeron los gobernantes de la ciudad de McAllen.
Grupos locales y municipales han gastado casi un millón de dólares en los últimos dos años para proveer regaderas, tiendas y otros suministros, dijo el alcalde Jim Darling al periódico The Monitor.
Un tema apremiante era la falta de autobuses que pudieran llevar a los inmigrantes fuera de la ciudad para conseguir trabajo y otros servicios, señaló Darling. Las autoridades han pedido a las compañías de transporte que programen más corridas para ayudar a reducir el número de inmigrantes que pernoctan, agregó.
“Esta semana abrieron una corrida que sale a la 1:30 de la mañana, así que eso debe ayudarnos significativamente, y dijeron que si hay más tráfico, están dispuestos a abrir más”, dijo Darling. “Pero uno de los problemas es que regresa vacío”.
Desde 2014, el Valle de Río Grande ocupa el primer lugar del país en detenciones de inmigrantes que entran ilegalmente a Estados Unidos, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Cientos de miles de personas han pedido asilo en la frontera en los últimos dos años, un incremento pronunciado que muestra cómo ha cambiado el perfil de los inmigrantes, de ser en su mayoría mexicanos tratando de evitar ser capturados, a familias centroamericanas que frecuentemente se entregan a las autoridades, de acuerdo con un reporte federal obtenido el mes pasado por The Associated Press.
Los solicitantes de asilo, muchos de los cuales huyen de la violencia en sus países, alcanzaron en 2014 un máximo de 170.000, casi el triple de los 63.000 que llegaron el año previo. Antes de 2012, había menos de 30.000 al año.