El presidente de EE.UU., Barack Obama, llegó hoy a Orlando para reunirse con familiares de las víctimas del peor tiroteo de la historia del país, la matanza perpetrada este domingo en una discoteca gay de esa ciudad de Florida, donde murieron 50 personas, incluido el atacante.
Obama aterrizó poco después del mediodía en el aeropuerto de Orlando, donde tiene previsto pasar alrededor de cinco horas acompañado del vicepresidente estadounidense, Joseph Biden.
El mandatario se reunirá con familiares de las 49 personas asesinadas en la discoteca Pulse, la mayoría de ellos hispanos, para “ofrecerles sus condolencias” y expresar ánimo a aquellos que sobrevivieron, según explicó este miércoles el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en su conferencia de prensa diaria.
Obama también se reunirá con los profesionales médicos que atendieron a las víctimas de la masacre, que “actuaron de forma heroica, valiente, y en algunos casos sin preocuparse por su propia seguridad” y lograron salvar “docenas de vidas”, según Earnest.
Aunque la Casa Blanca ha aportado pocos detalles sobre la agenda completa de Obama, se espera que el presidente “tenga una oportunidad de hablar en público” para “dejar claro que el país está del lado del pueblo de Orlando, del lado de la comunidad LGBT en Orlando en este momento de luto”, indicó Earnest.
El domingo, el mandatario calificó de “acto de terrorismo y acto de odio” el tiroteo perpetrado por el estadounidense de origen afgano Omar Mir Seddique Mateen, que había declarado su lealtad al grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Además, dado que Mateen compró legalmente armas de fuego en EE.UU., Obama ha señalado también que la masacre representa un “recordatorio más de lo fácil que es que un arma caiga en las manos de alguien y le permita disparar a gente en una escuela, un lugar de culto, un cine o una discoteca”.
El presidente ha abogado en numerosas ocasiones por la aprobación de leyes que restrinjan el derecho a poseer y portar armas, especialmente a raíz de matanzas como la de Newtown (Connecticut), donde murieron 20 niños en una escuela en 2012, pero siempre se ha topado con la firme oposición del Congreso.