La fiesta continuó hoy en las calles de Oakland, donde miles de aficionados vitorearon a los nuevos campeones de la NBA, los Warriors de Golden State, que con sus estrellas, el base Stephen Curry, y el alero Kevin Durant participaron en el desfile de homenaje a la obtención de su segundo título de liga en tres años.
Dueños, directivos, jugadores y cuatro técnico de los Warriors desfilaron durante varias horas por el centro de Oakland, donde van a estar hasta la temporada del 2019, cuando tienen previsto inaugurar un nuevo campo en el área de la Bahía de San Francisco.
Toda la comitiva, tras ser vitoreada por los miles de aficionados que se dieron cita en las calles del centro de Oakland desde las cuatro de la madrugada, acabó su recorrido en el Henry J. Kaiser Convention Center, donde tomaron la palabra los protagonistas del triunfo deportivo.
Curry se encargó de llevar en uno de los autobuses descubiertos el trofeo Larry O’Brien de campeones, junto a su esposa e hijos, sin abandonar el ya popular puro habano con el que aparece en la mano.
El ganador de dos premios consecutivos de Jugador Más Valioso (MVP) de la liga se bajo del autobús y compartió con los aficionados a los que les dio el popular “high-fives” chocar la mano completamente abierta.
Mientras que Durant, que ganó su primer título de liga tras vencer 4-1 a los Cavaliers de Cleveland en las Finales disputadas al mejor de siete, desfiló en otro autobús descubierto junto a su madre y con el trofeo de Jugador Más Valioso (MVP) que logró en las Finales.
Como ya es habitual, el jugador que más llamó la atención y generó la polémica fue el ala-pívot Draymond Green, que se presentó al desfile con una camiseta que tenía el logotipo de Quicken Loans –compañía del dueño de los Cavaliers, Dan Gilbert, y el patrocinador principal de su campo– y cambió el texto a ‘Quickie’ y también tenía el trofeo Larry O’Brien.
Green con la camiseta se burló de los Cavaliers por sólo llegar a cinco partidos ante los Warriors en las Finales como el mismo explicó.
“El Q, así es que se llama la arena de esos chicos, y los sacamos de aquí rápido (quick) con el trofeo”, explicó Green a NBC Sports Bay Area. “Quickie (Rapidito)”.
Green dijo que la ropa de basura era su idea, pero que el director de entrenamiento de los Warriors, Nick U’Ren, fue el responsable de tomar la idea y ejecutarla.
“Realmente lo hicimos en Cleveland, ¿qué te parece?”, se preguntó Green con tono burlón.
Como siempre su idea no pasó desapercibida por nadie dentro del equipo, incluido el entrenador Steve Kerr, quien dijo había tomado nota de la camiseta que vestía el jugador.
“A veces me canso de hacer el humilde”, declaró Kerr. “Quiero ser más como Draymond. Mira su camisa, me encanta Draymond”, bromeó.
Más en serio, Kerr dijo sentirse orgulloso de todo el equipo por la manera como respondieron después de la decepción que sufrieron la temporada anterior cuando dejaron escapar una ventaja de 3-1 para perder el título ante los propios Cavaliers.
Luego Kerr reiteró que dentro del equipo lo que siempre habido ha sido un grupo de jugadores que trabajaban muy duro cada día por superarse.
“Cierto que tenemos calidad y talento, pero la clave de nuestros triunfos y los que podremos conseguir en el futuro serán gracias al trabajo duro que todos dentro de esta organización modelo hacemos cada día”, subrayó Kerr, que ya confirmó la continuidad con el equipo para la próxima temporada.
Kerr también tuvo tiempo para bromear con los aficionados a los que dijo que “esperaba más personas en las calles” después de ver el lleno completo que había en las calles del centro de la ciudad.
Al igual que Kerr, el resto de los jugadores que tomaron la palabra para dirigirse a los aficionados, reiteraron que su promesa será la de darlo todo en el campo para que la ciudad de Oakland quede en lo más alto porque siempre será algo especial.
“Oakland nos representa a todos nosotros”, destacó Kerr. “Aquí tienes a personas de cada raza, color, religión, credo, lo que sean y todos se unen, vienen juntos y aman a este equipo”.