RIO DE JANEIRO (AP) — Una recepción de bienvenida para los dignatarios extranjeros en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río apunta a ser un evento solitario, ya que muchos jefes de Estado decidieron mantenerse alejados de Río de Janeiro por temor a ofender las sensibilidades políticas brasileñas.
Previo a los primeros Juegos en Sudamérica, los organizadores pronosticaron que hasta 100 jefes de Estado acudirían al evento. Pero una lista proporcionada el viernes por el Ministerio del Exterior mostró una presencia de menos de 25, entre ellos los presidentes de Argentina, Francia y Portugal. Estados Unidos estará representado por el secretario de Estado, John Kerry.
Los mandatarios aparentemente se mantuvieron al margen debido a la posibilidad de llegar a un país con dos presidentes. El president interino Michel Temer asumió el cargo después de la suspensión en mayo de la presidenta Dilma Rousseff bajo cargos que podrían llevar a su destitución.
Para muchos líderes la danza diplomática resulta demasiado delicada, indicó Maristella Basso, una profesora de Leyes Internacionales en la Universidad de Sao Paulo.
“Los líderes no saben a cuál presidente saludar, a la que fue retirada o a su reemplazo temporal”, explicó Basso a The Associated Press. “Muchos decidieron no siquiera venir, para evitar un incómodo encuentro o a manera de protesta por lo que consideran un golpe de Estado”.
Temer, que ha evitado realizar viajes al extranjero y mantiene un perfil bajo desde que sustituyó a Rousseff, realizó una recepción para líderes extranjeros el viernes en el ex palacio del Ministerio del Exterior, que estaba en uso cuando Río era la capital de Brasil antes de 1960.
Luego de un cóctel, el grupo se trasladó bajo fuertes medidas de seguridad al estadio Maracaná para presenciar la ceremonia de apertura de los Juegos.
Entre las notables ausencias se encuentran los líderes de algunos de los aliados más cercanos de Brasil: Rusia, India, China y Sudáfrica —el llamado grupo BRICS, una asociación económica y comercial de mercados emergentes que cerró filas en torno a Brasil durante una agresiva presión diplomática de 15 años bajo Rousseff y su predecesor, Luiz Inacio Lula da Silva. Cada uno de estos países envió a sus ministros de deporte.
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Joshua Goodman