La estadounidense Shalane Flanagan y el keniano Geoffrey Kanworor, ganadores de la anterior edición, parten como favoritos en el Maratón de Nueva York, que se disputa este domingo con 50.000 entusiastas corredores de 140 países, que lo vuelven a convertir en el más populoso del mundo.
Kamworor, de 25 años, que en 2017 logró su primera victoria en un maratón con una marca de 2h10:53, ha asegurado que se siente suficientemente “optimista” para volver a ganar, tras una preparación específica de tres meses para la prueba.
No sólo eso, durante seis días a la semana, casi todo el año, ha estado entrenando con su “buen amigo” y compatriota Eliud Kipchoge, el hombre que en septiembre asombró al mundo al imponerse en Berlín con un tiempo de 2h01:39.
“Espero hacerlo mejor que el año pasado. Después de un triunfo, esperas otro gran resultado en otra carrera, así que espero todo lo mejor”, afirmó Kamworor, que afronta el reto de repetir triunfo de forma consecutiva, algo que tan sólo han logrado seis atletas antes que él en los 48 años de historia de la prueba.
Dedicándose a su “pasión” y seguro de sí mismo, Kamworor se enfrenta a otros atletas reconocidos, como los etíopes Lelisa Desisa -ganador en Boston en 2013 y 2015- y Shura Kitata – de 22 años, vencedor en 2017 en Fráncfort y Roma-, o el olímpico estadounidense Abdi Abdirahman, de 41 años, que quedó tercero en 2016 en Nueva York.
“No tengo los ojos puestos en ningún atleta”, aseguró el defensor del título de Nueva York, una ciudad en la que le gusta correr no solo porque presenta un “buen recorrido” sino por el calor de su gente, “que anima mucho”, y por su organización, que “facilita” las cosas.
Con el mismo objetivo de repetir triunfo parte la estadounidense Shalane Flanagan, medallista olímpica de 37 años, que devolvió a Estados Unidos un título que no lograba ninguna atleta nacional desde 1977.
Flanagan tenía pensado retirarse, pero decidió defender su título animada por otras compatriotas de élite, como Des Linden, la campeona en el último maratón de Boston.
A Linden, que también acabó con una sequía de 33 años en la prueba bostoniana, se suman otros dorsales estelares como los de Molly Huddle, Allie Kieffer o Stephanie Bruce, en el que según la organización constituye “el mejor grupo de mujeres estadounidenses” desde las pruebas olímpicas de 2016.
De la representación internacional destacan las kenianas Mary Keitany, triple campeona hasta que la desbancó Flanagan, y Vivian Cheruiyot, ganadora del maratón de Londres.
Peter Ciaccia, el director del maratón de Nueva York, que se retira mañana después de 18 años animando a pie de pista, reconoció que la popularidad de Flanagan se ha “disparado” desde su triunfo, pero se mantiene intacta una de sus mejores cualidades, la de su dedicación a causas benéficas.
Y es que en este certamen, en cuya primera edición (1970) cruzaron la meta solo 55 corredores y hace dos (2016) registró un récord de 51.394, recaudan fondos con ese objetivo buena parte de los participantes, incluso algunos rostros famosos.
Todos esos corredores parten del distrito de Staten Island alentados por la canción de la ciudad que popularizó Frank Sinatra, bajo el ruido de los helicópteros, para recorrer los otros cuatro barrios de la Gran Manzana y desembocar en Central Park (Manhattan).
La carrera, que discurre lo largo de 42 kilómetros y 195 metros, premia con 100.000 dólares a los campeones masculino y femenino y con 20.000 a los de silla de ruedas, con pluses si son estadounidenses o mayores de 40 años.
Al margen del resultado deportivo, la seguridad vuelve a ser la gran obsesión, más aún después por las tensiones vividas por el envío de paquetes con bombas de fabricación casera a figuras públicas del país, algunas en zonas por las que discurrirá la prueba,
El autor de esos envíos está bajo custodia policial, pero la Gran Manzana siempre aumenta sus efectivos de las fuerzas del orden, y más teniendo en cuenta que hace poco más de un año se produjo un atentado terrorista con ocho muertos y doce heridos.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha asegurado, en cualquier caso, que “no hay ninguna amenaza creíble o específica dirigida al maratón”, insistiendo en que las fuerzas del orden ejecutan ahora uno de sus “procesos de seguridad más elaborados” y habrá mayor presencia de las fuerzas del orden, con efectivos armados y otros de incógnito.