No es sólo un final, sino también el principio de una etapa de fidelidad renovada, en lo que se refiere al mensaje cristiano sobre la familia y al proyecto de la familia cristiana que se transmite en la ‘Amoris Laetitia’. Como se ha dicho, el texto promueve una nueva sensibilidad y dinamismo, un nuevo camino para la pastoral familiar, un nuevo aliento y talante en la atención a las familias cristianas.
Francisco se refiere con frecuencia a este ideal de la familia cristiana. Ideal, no en el sentido de un estereotipo excesivamente abstracto, ni como algo utópico o inalcanzable, sino como parte importante del plan concreto que Dios ha trazado en su designio salvador para la humanidad. No por eso el ideal o el proyecto de la familia cristiana, dice el Papa, deja de ser exigente, como lo proponía Jesús, que al mismo tiempo “nunca perdía la cercanía compasiva con los frágiles, como la samaritana o la mujer adúltera”.
El de la familia cristiana es un proyecto exigente porque tiene que ver con el amor y por tanto implica el esfuerzo, sin dejar de estar invadido de alegría. Es un proyecto y una aventura fascinante, que implica no solo sacrificio y entrega sino también saber recibir de los otros. Y esto es fuente de alegría, de la alegría de saber amar y saberse amado. Un ideal que solamente la familia cristiana realiza de modo pleno.
En el día a día, cada familia tiene su camino y en cada momento está llamada a consolidarse y madurar su propio proyecto de familia, a crecer desde su situación real, casi siempre con pequeños pasos, con sus luces y también sus limitaciones. Dios bendice los esfuerzos de los matrimonios en ese camino y abre las puertas de modo que no hay situaciones irremediables.
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Lluis Esquena Romaguera
Torroella de Montgrí (Girona)