Recientemente, en la ciudad de Nueva York, participamos en una excelente tertulia veraniega con olor a humo y sabor a BBQ, pero, esencialmente política.
Uno de los contertulios, dominicano, que, por su trabajo en Wall Street, se maneja más con la comunidad anglosajona que con la criolla, nos comentó que, contrario a lo sucedido en las elecciones del 2020, donde Donald Trump recibió un gran respaldo de los votantes blancos con menor nivel educativo, esta vez él está notando que es cada vez mayor la cantidad de educados profesionales anglos que están apoyando al expresidente.
Comenzamos a especular sobre cuales serían las razones para este cambio. Nosotros nos aventuramos a exponer la inmigración ilegal como uno de los motivos para darle ese respaldo. Donald Trump ha declarado una y otra vez que las fronteras americanas, especialmente la sur, estaban más seguras durante su cuatrienio y ha prometido una lucha contra la inmigración ilegal, a la que culpa de, entre otras cosas, el incremento de la violencia en los Estados Unidos de América, de hecho, acaba de salir en los medios de comunicación tradicionales de este país, titulares como este, “Partido Republicano confirma propuesta para implementar la mayor deportación de migrantes de la historia” TrumpHa desempolvado su lema MAGA (Make América Great Again) y al parecer ha encontrado eco en ese influyente sector de la población.
Los ultras radicales como los denominados WASP (White anglosajón protestans) anglosajones blancos, protestantes, han hecho mucho énfasis en la salud mental del presidente Joe Biden pero, introduciendo una nueva variante.
Se muestran muy ansiosos con la perspectiva de que, si el actual presidente lograra la reelección, pero, llegara al punto de no poder seguir ejerciendo la primera magistratura, por el evidente deterioro en su salud, están muy intranquilos ante la coyuntura que se presentará al tener que ser sustituido.
En el orden jerárquico establecido, la sustituta sería la vicepresidenta Kamala Harris y el país sería gobernado por una mujer hija de dos
inmigrantes, madre india tamil y padre jamaicano y esa posibilidad tiene a ese conglomerado como gallina en techo de zinc al mediodía.
Aunque es innegable que esta nación ha sido creada y desarrollada por inmigrantes, hay filtros que se encargan de atenuar esa condición y son el tiempo y las generaciones
Según el punto de vista de este sector de la población americana, no es lo mismo el recién llegado que un hijo, nieto o biznieto de anglosajones que llegaron a esta nación en los siglos XVIII o XIX, como es el caso de Donald Trump.
La vicepresidenta, no es anglosajona, ni blanca, ni protestante y es hija de inmigrantes de primera generación.
Estamos a la expectativa de cómo los demócratas manejarán este nuevo reto. Que creemos no será el último. Recuerden que, en su momento, llegaron a cuestionar la nacionalidad del expresidente Barack Obama quién, aunque hijo de padre africano de Kenia, nació en Honolulu, Hawái y su madre era una americana blanca, de Wichita, Kansas.
Lo que parecen olvidar nueva vez los republicanos es que la XIV enmienda de la constitución establece el jus soli (que es el “derecho de suelo”, un principio jurídico que otorga la nacionalidad o ciudadanía a una persona basándose en el lugar de su nacimiento.
Kamala Harris nació en Oakland, California, Estados Unidos de América, el 20 de octubre de 1964. En consecuencia, sin lugar a duda, es una americana con todos sus derechos.