por Alexandra Ortiz Mendoza
La situación de lectura en Estados Unidos, donde el 46 % de la población no leyó un solo libro en 2023, refleja una problemática compleja que abarca factores culturales, sociales y políticos. Esta problemática es un asunto fundamental que debe ser trabajado con premura y preocupación. Aunque cabe señalar que es un reflejo de la falta de hábitos en una sociedad donde la inmediatez y el consumo rápido de información digital han sustituido, en gran medida, a la lectura profunda y reflexiva. Ya sea académica, laboral o de óseo. La falta de hábito lector afecta el desarrollo de habilidades críticas y puede disminuir la capacidad de análisis y conocimientos. En Puerto Rico, la lectura enfrenta desafíos similares, donde se observa una falta de interés. Inclusive, uno de los pasados esfuerzos por desarrollar la lectura fue en el verano del 2016, cuando las representantes Luisa “Piti” Gándara Menéndez y Brenda López de Arrarás presentaron el Proyecto de la Cámara # 2996 para adoptar la Ley del Plan Nacional de Lectura de Puerto Rico como “estrategia de impacto social” y para “promover la formación integral de la población”, según indica el documento del proyecto (Morales, 2022). La meta fundamental era que el Gobierno estableciera una política pública en la que la promoción de la lectura fuese una de las principales puntas de lanza de los esfuerzos contra la desigualdad social.
Como educadora y, específicamente, como maestra de español, me enfrento a desafíos significativos para incentivar la lectura en los jóvenes. La mayoría de mis estudiantes prefieren el contenido audiovisual y breve, como el que encuentran en redes sociales y plataformas de video. Este fenómeno dificulta no solo la lectura de obras extensas, sino también el desarrollo de habilidades críticas que provienen de la lectura profunda y reflexiva. Asimismo, afecta en gran medida el desarrollo del pensamiento crítico y la adquisición de un vocabulario amplio. Además, muchos jóvenes asocian la lectura exclusivamente con tareas y obligaciones académicas, lo que puede crear una percepción negativa de la lectura en general. Por otra parte, la falta de recursos educativos, como libros y la baja inversión en el desarrollo de bibliotecas y programas de lectura en las escuelas. A esto se suma una influencia cultural en la que los medios digitales y las redes sociales predominan como principales fuentes de entretenimiento e información.
Para superar estos desafíos, considero fundamental crear un ambiente en el que la lectura se vea como una actividad atractiva y relevante para sus vidas. Algunas estrategias incluyen incorporar tecnología en la enseñanza de la lectura, usando plataformas digitales que puedan captar su atención, como aplicaciones de lectura interactivas y el uso de e-books. Del mismo modo, relacionar la lectura con sus intereses, como literatura juvenil, novelas gráficas o textos que aborden temas de relevancia social, para que vean reflejadas sus experiencias y perspectivas. También, incentivar actividades colaborativas como clubes de lectura y debates en clase, lo cual fomenta un sentido de comunidad y convierte la lectura en una experiencia compartida y dinámica. Es imperativo que se promueva el desarrollo de la lectura y su análisis en todas las materias y niveles escolares. Finalmente, como maestra de español, estos esfuerzos pueden ayudar a generar una conexión más genuina entre los estudiantes y el acto de leer, para que no lo vean como una simple obligación académica, sino como una herramienta enriquecedora en su vida diaria.
Referencias:
Morales, M. R. (2022, septiembre 1). Plan Nacional de Lectura de Puerto Rico: ¿una utopía al alcance? Metro Puerto Rico. https://www.metro.pr/noticias/2022/09/01/plan-nacional-de-lectura-de-puerto-rico-una-utopia-al-alcance/Links to an external site.
The David Pakman Show (24 de febrero de 2024) Americans basically don’t read, and it’sembarrassing. https://youtu.be/_UgYgMIA3VA