Por Marcelo Peralta |
Santiago, R.D.- Inmenso dolor en la sociedad de Santiago ha causado la muerte del empresario Alberti Yunén, quien venía padeciendo de cáncer de pulmón.
Era dueño de la Cartonera Cibao y de “Café Mamá Inés” y fue presiden5te de la Asociación de Industriales de la Región Norte-AIREN-
Estaba casado con la puertoplateña Carmen Josefina Finke quienes procrearon a Alberto José, Laura Rebeca y Pamela, ésta última una talentosa joven graduada con honores en Administración de Empresas en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra –PUCAMAIMA-.
Murió en su casa a la edad de 65 años después de estar por varios meses hospitalizado en un hospital en Estados Unidos afectado de cáncer de pulmón.
Sus restos serán velados a partir de las 8:30 de la mañana de este martes en la Iglesia Nuestra Señora de la Anunciación, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra ubicado en la avenida Salvador Estrella Sadhala.
A las 11:00 de la mañana será oficiada allí una misa de cuerpo presente en ese centro religioso y luego sus restos serán sepultados en el Cementerio Fuente de Luz, de esta ciudad.
Apellido Yunén y otros.
Hay que recordar que a partir del 1883, la República Dominicana fue receptora de una apreciable cantidad de inmigrantes árabes, los cuales se distribuyeron por casi todo el territorio nacional.
Esa corriente migratoria duró hasta las primeras décadas del siglo XX. Cabe señalar que el término “árabe” es usado de forma genérica en toda América Latina para denominar los inmigrantes procedentes de Siria, Palestina, El Líbano y en ocasiones hasta de Egipto, por ser naciones que tienen en común la condición de árabe-parlantes.
Sin embargo, la mayoría de estos inmigrantes procedieron de El Líbano.
Los recién llegados de Medio Oriente no tenían recursos económicos y su nivel académico era muy bajo.
Originalmente se dedicaron al comercio buhonero, pequeñas tiendas o bazares.
Una vida muy austera y una dedicación extrema al trabajo produjeron en varios años una mejora de las condiciones económicas de los árabes en República Dominicana.
Con algunas excepciones, la segunda y posteriores generaciones de estos inmigrantes no se dedicaron al comercio.
Los ya nacidos en territorio dominicano estudiaron diversas profesiones, incursionaron en la industria, el comercio, la banca y en muchas otras actividades nacionales.
El aporte positivo de los descendientes de esa inmigración es considerable.
Resulta casi imposible citar una actividad social, cultural, empresarial, deportiva, científica en la cual descendientes de esos inmigrantes árabes no hayan descollado en forma sobresaliente.
En los años post-migración hubo cierta movilidad geográfica de árabes dentro del territorio dominicano, la cual se incrementó en la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, podemos todavía relacionar e identificar los apellidos árabes con los pueblos donde estos originalmente se asentaron, se desarrollaron y prosperaron.
Llegada a Santiago.
A la ciudad de Santiago llegaron los apellidos Yunén, Abinader, Abisaad, Albaine, Baduí, Bojos, Dumit, Ega, Elías, Fadul, Gobaira, Haché, Hapud, Helú, Hued, Jacobo, Jorge, Khoury, Lama, Matta, Miguel, Ramia, Sahdalá, Sahad, Sajour, Salomón, Serulle, Sued, Tallaj, Turbair, Yapur, Zaiek, Zouain.