Janis Bowdler, la nueva presidenta de la JPMorgan Chase Foundation, aprendió desde su infancia en Cleveland (Ohio), uno de los lugares de mayor segregación racial en EEUU, que el lugar donde viven las personas determina su acceso a las oportunidades.
Ir a una buena escuela lo determinaba dónde vivían -como aún ocurre en muchas comunidades- y a veces eso significó una diferencia de sólo tres calles, recordó en una entrevista con Efe en la sede de la fundación, en Manhattan.
“Esa fue mi primera experiencia con lo que ahora se llama la geografía de oportunidades” a tener acceso a una buena educación o a no “servir agua contaminada a tu familia”, como recuerda sucedió en una comunidad de Cleveland, mientras, a sólo pasos de ellos, otras contaban con sistema de drenaje.
“De un lado (de la calle) tenías familias que tenían que hervir el agua contaminada. Ese fue otro proyecto que reforzó mi concepto de que el lugar donde vivas importa”, dijo al recordar además que, para ese entonces, era estudiante y trabajó como voluntaria realizando una encuesta para recaudar datos de lo que ocurría con los niños y para que instalaran un alcantarillado.
Eso sucede, afirmó, cuando las familias no cuentan con recursos económicos, donde persiste la segregación o el racismo, barreras contra las cuales ha luchado desde diversos campos, que van desde organizaciones comunitarias, de derechos civiles como el Consejo Nacional de La Raza, donde estuvo diez años y enfrentó la crisis hipotecaria, o desde el mundo de las finanzas.
Aseguró que esas experiencias forjaron desde temprano su concepto de justicia social, que la ha acompañado a lo largo de su carrera. Considera que “tiene que hacerse cosas para cambiar el sistema y la gente pueda alcanzar todo su potencial”.
Es por ello que se ha concentrado en luchar por el desarrollo de las comunidades en desventaja, en particular afroamericana y la hispana, con la que se identifica, para que alcancen la equidad y acceso a las oportunidades.
En 2013, Bowdler, cuyos padres son nacidos en EE.UU., pero de origen mexicano e irlandés, fue reclutada como Jefa de Desarrollo Comunitario para la división de Filantropía Mundial del JPMorgan Chase, que ayuda a comunidades, individuos y pequeños negocios alrededor del mundo con las herramientas necesarias para progresar.
Desde allí, dirigió esfuerzos para ayudar a la ciudad de Detroit, tras acogerse a la quiebra, donde se invirtieron más de 200 millones de dólares en entrenamientos de empleo, préstamos a pequeños negocios o vivienda accesible, en coordinación con las autoridades locales.
A Bowdler le preocupan las brechas que aún enfrentan las comunidades en desventaja, que han quedado rezagadas ante el crecimiento de las ciudades.
Como parte de sus nuevas responsabilidades frente a la Fundación, que se centra en diversas áreas, manejará un presupuesto, que el pasado enero aumentó en un 40 por ciento para alcanzar los 1.750 millones de dólares para proyectos de filantropía en esas comunidades, para que puedan beneficiarse de una creciente economía, y ampliar otras iniciativas en Detroit, Chicago y Washington DC., entre otras.
Entre esos proyectos, que incluyen inversiones a nivel internacional, figura ayudar a pequeños negocios en el sur del distrito neoyorquino de El Bronx, uno de los más pobres de la nación, donde, a través de una organización sin ánimo de lucro, podrán otorgar préstamos a quienes no pueden acceder a los que otorgan los bancos por ser nuevos negocios o no tener por ejemplo, colaterales, explicó.
“Tenemos mucha experiencia y podemos ayudarles” con asesoramiento, asistencia técnica que pueden traer de otros países, y con préstamos a bajos intereses, indicó al recordar lo que se hizo en Detroit, donde lanzaron el Fondo para Empresarios de Color, que trasladaron ahora a El Bronx y la ciudad de San Francisco (California). efe