Acabamos de regresar de una interesante travesía que nos llevó por cinco países y ocho ciudades.
Como siempre, estos viajes tienen la magia de que nos ayudan a renovar nuestras esperanzas en el futuro de nuestro país.
Decimos esto, porque acostumbramos, en estos peregrinajes, a interactuar con la población, a conocer su cultura, su pasado, sus expectativas.
Imposible no hacer comparaciones con nuestro país. Las hicimos con gigantes como la Federación de Rusia, con más de 17 millones de kilómetros cuadrados de superficie, pero también con el Reino de Bélgica, que con sus poco más de 30,000, es más pequeño que la República Dominicana.
Visitamos las ciudades de Moscú, St. Petersburgo y Viborg, en Rusia, Helsinki en Finlandia, Estocolmo en Suecia, Ámsterdam en Holanda, Bruselas y Brujas en Bélgica.
Vimos el gran desarrollo de esos países y tratamos de encontrar un punto común entre cada uno de ellos. Descubrimos más de uno.
De todos resaltan su educación, el orden, el respeto, su dedicación y sobre todo, la condena moral de sus ciudadanos a la corrupción.
En una ciudad como Amsterdam, por ejemplo, donde en su Zona Roja usted puede ver prostitutas en vitrinas exhibiéndose como cualquier mercancía, no vimos a nadie, ni en el tranvía, ni en el metro, ni en ningún lugar público, entrar sin tener a mano sus boletas correspondientes.
En algunos lugares ni siquiera había personal para requerirlas. Indagamos y nos enteramos que de vez en cuando sube alguna autoridad a requerir los boletos aleatoriamente. No tenerlo conlleva una multa, pero lo más denigrante es el bochorno ante sus conciudadanos, por lo cual es muy difícil encontrarse con este espectáculo.
Pero, siempre hay un pero, felizmente este es uno positivo. En este viaje, pudimos constatar el excelente trabajo de dos de nuestros representantes diplomáticos y consulares.
En Ámsterdam Holanda, nos sentimos orgullosos de la gestión de nuestra Cónsul en esa ciudad Dra. María Brazobán y su personal, comenzando con el traslado de las oficinas del consulado, a un excelente sector de esta ciudad y en un edificio con todas las tecnologías de punta.
Además de los rutinarios servicios consulares, se ofrecen otros servicios comunitarios como son el de “Quisqueya Aprende Contigo” esto en colaboración con la institución holandesa “Casa Migrante”.
También, los dominicanos que viajan a nuestro país, pueden llenar los formularios para conseguir el Seguro Nacional de Salud.
Esto es solo una muestra en cuanto a lo consular. En lo diplomático tenemos otra excelencia. El Dr. José Manuel Castillo Betances, nos llenó de orgullo patrio cuando visitamos las estupendas instalaciones de nuestra embajada en Rusia. Localizada en el Boulevard Novinski, una de las principales avenidas de Moscú.
El Embajador Castillo Betances, ha tomado al pie de la letra las palabras de nuestro Presidente Lic. Danilo Medina, de que nuestros Embajadores se conviertan en los principales agentes de negocios para nuestro país.
A raíz de su llegada y junto a su equipo de trabajo, ha hecho una efectiva labor para elevar la afluencia de turistas rusos a nuestro país. El pasado año, el crecimiento fue del orden del 117%. Este incremento representó el 60.6% del aumento total de la llegada de extranjeros procedentes de Europa.
En cuanto a nuestros productos agrícolas, tuvimos la agradable sorpresa, estando en la tierra de Puskin, que debido a esa excelente gestión del Embajador Castillo, Por primera vez llegaba un cargamento de mangos y aguacates dominicanos a Rusia.
En un país tan basto, con una población de más de 140 millones de personas, pero con un clima muy extremo, no apto para producir frutas tropicales, las expectativas no podían ser mejores.
Gracias señora Cónsul y señor Embajador por ponerle el suspiro al bizcocho que fue este viaje.
Con funcionarios como ustedes, se enaltece el Servicio Exterior, se renuevan y se mantienen las esperanzas de una República Dominicana mejor.
Carlos McCoy
Septiembre 2018
