Cumplir con las reglas y la rigurosa disciplina que exige el boxeo profesional no representa un problema para Óscar Valdez, campeón del mundo de peso pluma por la Organización Mundial de Boxeo (OMB). El reto viene cuando el orden debe seguir en casa.
“Después del boxeo, la disciplina en casa sigue”, contó Valdez a Efe en entrevista en la Ciudad de México.
“Vivo en casa de mi papá, quien maneja mi carrera y forma parte de mi equipo, pero cuando llegamos a casa cambiamos el ‘switch’ y él vuelve a ser mi padre y para él se acaba el campeón mundial y regresa su hijo”, agregó.
Pero para Valdez, la disciplina es una cualidad inherente a él. Mientras muchos de sus colegas sufren para dar el peso y llevar una dieta, un sacrificio común en el boxeo, o les cuesta cumplir con sus entrenamientos y no les gusta levantarse temprano, a Óscar lo que más trabajo le cuesta es alejarse de su familia.
“Sigo siendo hijo de familia, soy muy ligado a mi padre, mi madre y mis hermanos aunque tenga 26 años. Cuando me alejo, todavía los extraño”, explicó.
El púgil, quien repasa algunos meses en Los Ángeles, California, además de cumplir con sus entrenamientos debe sortear las concentraciones y los campamentos previos a un combate, con dos o tres meses fuera de casa.
El distanciamiento de su familia lo suple con la tecnología y las redes sociales, pero siempre le hace falta el calor del hogar y disfruta cuando su madre “tiene listo el desayuno o tengo actividades con mis hermanos o mis amigos, pero el boxeo es mi pasión, es mi trabajo y es lo que disfruto hacer”.
Con una destacada carrera como boxeador aficionado, Valdez asistió a dos Juegos Olímpicos (Pekín 2008 y Londres 2012) y presume un registro invicto de 22 triunfos -19 antes del límite- y es campeón mundial.
El originario de Nogales, Sonora, noroeste de México, anhela con algún día ser nombrado “el mejor boxeador libra por libra” del mundo, título que en los últimos años ha estado en los puños del estadounidense Floyd Mayweather y del filipino Manny Pacquiao.
Otro de sus sueños es ser uno de los grandes en la historia del boxeo mexicano. “Sé que es muy difícil, sé que prácticamente estoy empezando y que algunos boxeadores a mi edad ya eran grandes campeones y ya había peleado con rivales de alto nivel, pero trabajaré para lograrlo”, asegura.
No obstante, su gran reto es concretar este sueño, que cuando las generaciones venideras repasen los nombres ilustres del pugilismo de su país como los de Salvador Sánchez, Julio César Chávez, Erik Morales y Juan Manuel Márquez, “el nombre de Óscar Valdez esté en esa lista”, finaliza el campeón.