Friday, November 15, 2024
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No renunciaré del PRM

Miguel Espaillat Grullón |

Ante el debate de las ideas y posturas en pro o en contra que ha generado mi suspensión del PRM, y ante un juicio disciplinario que posiblemente conlleve mi expulsión, son muchos los que me han sugerido que renuncie del mismo, argumentado con la interrogante: “¿Qué hace un hombre como tú, de pensamiento avanzado en un partido más del sistema dirigido por hombres reaccionarios del sistema?

A los que me hacen esa sugerencia les digo: “No Renunciaré”, mejor que me expulsen ellos.  Pero quedará claro, que si soy expulsado, no saldré deshonrado como se pretendía, sino con la frente en alto, puesto que como ya he explicado, no me expulsarían por ladrón, sino por decir verdades que una mayoría calla por miedo o por falta de conciencia revolucionaria.

Mis razones para no renunciar Del PRM

El PRM como anteriormente lo fue el PRD, es mi casa, que extraños a sus principios políticos y ajenos al decir revolucionario y moderno de sus siglas  lo quieren destruir, de la  misma manera que destruyeron al  glorioso PRD de las décadas del 61 al 81.  Ambas fortificaciones democráticas las ayudé a fundar con lágrimas, sudor y sangre.  En esa lucha, millones empleamos nuestra juventud y los años posteriores de nuestras vidas hasta el aciago presente.

Primeramente, a esa antigua casa (PRD), que ya tenía 38 años de fundada (1939-1978) y 17 operando en el país (1978), cuando el autonombrado líder Mejía, se juramentó en las filas del aquel partido del jacho, ya millones teníamos en ella más de 15 años, no como inquilinos, sino como propietarios.  Digo más de 15 años, porque ha de recordarse que los de mi generación ya a los 14 años éramos militantes políticos revolucionarios.

Posteriormente, en el gobierno de don Antonio, de repente, graciosamente, Mejía  fue nombrado Secretario de Agricultura, sin haber sido militante del PRD, sin venir de las filas de un partido revolucionario de los de aquel entonces, digamos como el 1J4, sino de un partido dizque social cristiano más tarde aliado a Joaquim Balaguer.  Naturalmente, por la categoría del cargo, por los beneficios, por oportunismo, el hombre se juramentó en el partido, sin tener los méritos acumulados de militancia y sin siquiera tener compromiso o conexión alguna con la mística revolucionaria y filosófica-doctrinaria de aquel glorioso partido.

La negativa historia de Mejía desde sus inicios en el PRD hasta el presente en el PRM, es harto conocida, por lo que no me ocuparé de hablar sobre la misma, para no llover sobre mojado, no obstante, los conceptos, derrotas tras derrotas, destrucción del PRD y ahora del PRM, corrupción, alianzas y acciones antipueblo, ambición de poder y dinero, son temas puntuales en esta historia en la que se ha sacrificado y decepcionado a todo un pueblo que ingenuamente lo llevó al poder.

De fuera vendrán los que de casa nos echarán

En el ayer el compañero Hatuey Decamps fue expulsado deshonrosamente por oponerse a la reelección, hoy quieren hacer lo mismo conmigo, pero por plantear públicamente extirpar un cáncer maligno en el partido, con la diferencia de que no lograrán el propósito de deshonrarme, porque a esta altura del juego, los argumentos de mi pluma lo impedirán.   Si después de mis argumentos de defensa para lograr un “no ha lugar”,  sí a pesar de ello me expulsan por una decisión injusta y arbitraria, y  por imposición de la fuerza mayor en una correlación de poder  desigual, que obra sumisa para  complacer al “líder”, que lo hagan, algún día, la verdad y la justicia resplandecerán.  Pero no voy a permitir que un intruso me eche de mi casa sin pelear. Sí renuncio, cedería mis derechos mobiliarios y nobiliarios de manera cobarde.

Una historia imprescindible

En el 1973, Juan Bosch cometió la torpeza (el error) (aunque con las mejores intenciones), de abandonar el PRD para fundar el PLD.   Esa determinación resultó fatal, no solo para el PRD sino también para todo el pueblo dominicano.  Esa iniciativa fortaleció a Balaguer, al dividir y debilitar el único instrumento de lucha con que contaba el pueblo para enfrentar a ese cortesano de Trujillo.  Esa decisión de Bosch cambió el curso de la historia dominicana.  Si Bosch en vez de renunciar del PRD se hubiese quedado en él, echando el pleito dentro, concientizando (educando) a las masas, combatiendo los males que se enseñoreaban en ese partido, embistiendo las escorias humanas hasta aplastarlas, la historia de la República Dominicana hoy fuera otra.

Por esa experiencia que nos brinda Bosch, puedo deducir que si todos los que piensan como yo nos salimos del PRM, entonces este partido se lo estaríamos entregando en bandeja de plata a todos los impostores, que oportunistamente se han apropiado de él.  ¿Es de lugar, darle ese gusto, a sabiendas que es eso lo que quieren?

Continuamos con la historia imprescindible

El PRM, como nuestra antigua morada política (el PRD), está integrado por millones de dominicanos con pasado revolucionario, aún vigente en el presente; al contrario, el PLD, sus masas han sido envilecidas por sus líderes.  El PLD es un partido que abandonó los principios boschistas, un partido que hoy, su base de sustentación es clientelar y caudillista, cuyos dirigentes sin excepción alguna, están marcado por el dolo.  También en nuestro partido, existen esos especímenes, pero a diferencia del PLD, las masas nuestras lo combaten, lo impugnan, lo rechazan.  Prueba de ello es, que rechazamos el intento de la reelección de Mejía en el 2004.  También mis escritos van en esa línea y la posición crítica de miles de compañeros del partido.

¿Por qué tendría que renunciar del PRM?

Como señalé anteriormente, muchos me han sugerido que renuncie del PRM, porque nada gano con estar en sus filas.  A esos, incluso a los que me dicen que si sigo en ese partido, es porque soy masoquista, le respondo: Mi vida está atada a una meta, a un propósito, de la que no me desviaré por mezquindades.   Cierto, en el partido hay miles que quieren mi expulsión, pero es más cierto, que una cantidad mayor me respalda y que me han externado, que si me expulsan (en solidaridad) abandonarán el PRM.  Para mí, esos cuentan; entonces no puedo renunciar para complacer a la minoría.  Al contrario de Bosch, me quedo en el partido, para echar el pleito dentro, además, si renunciara, traicionaría a los miles que me respaldan. Además, no obvio que estamos desenvolviéndonos en un mundo que se les da más valor a los barrabases que al Cristo.

Pero además, renunciar ¿para irme a dónde?  ¿Al PLD, a uno de eso falsos partidos de izquierda, o al PRD bisagra, tal como lo han hecho Héctor Guzmán, Fello Suberví y otros?  Eso ni pensarlo, primero muerto.

Entonces ¿quedarme sin militancia política es lo correcto?  No lo creo. Me quedo en el PRM, porque mi trabajo político va dirigido a concientizar y reivindicar los millones que lo conforman, quienes han sido mis compañeros de lucha, desde mi temprana adolescencia, pero además para hacer lo que no hizo Bosch: combatir las alimañas que quieren dominar el partido.

Conclusión

En este batallar hago caso omiso, a los me fustigan hasta el odio.  Mi comprensión de las cosas, me sitúan por encima de esas mezquindades hijas de la ignorancia y el fanatismo.  La misión de los hombres que han alcanzado luz propia, es trabajar con mucho amor, comprensión y tolerancia con esas mentes para revertir su oscurantismo.   Los sanos no necesitan doctores; además, el perdónalo señor porque no saben lo que hacen, es parte de mi filosofía de vida.   La lucha, principalmente se hace desde adentro; si me expulsan, la continuaré con más bríos desde afuera.  Nunca permaneceré indiferente o me daré por vencido. Como ya dije, mi vida está sujeta a una meta; en este caso, a la causa revolucionaria del pueblo y a cada vez más mi elevación espiritual a estadios superiores, en lo que no acepto, componendas, ni habrá cejos, ni renuncias, ni claudicaciones.

 Posdata:

1- A mis críticos, que establecen que con mis escritos sobre figuras connotadas solo busco brillar, se equivocan, estoy por encima de esa mezquindad.  En mi estadio de desarrollo espiritual he comprendido, que solo los hombres mediocres, los de pobre espiritualidad, los que acumulan tesoros en la tierra a costa de lo que sea, los que han hecho de la tierra su reino, obviando que existe un más allá y un ineludible karma, solo esos, en su ignorancia del ser cósmico que somos, persiguen fama, dinero y poder.  Esas apetencias terrenales las he superado y suplantado por la búsqueda y practica de la Justicia y la verdad; cosa que me ha hecho un hombre libre, por lo cual, no he caído en la concupiscencia, de entregarme a los placeres mundanos que se derivan de idolatrar a don dinero ni envolverme en la vana persecución de fama y poder a costa de hechos deleznables contra nuestros semejantes.  En un artículo a publicar en la próxima semana, trataré más ampliamente este tema.

2- La intolerancia política o religiosa o de cualquier otra índole es propia de sociedades atrasadas como la nuestra, a tal punto, que en ese estadio medieval se llega al asesinato del adversario.  En este contexto algunos hipolitistas están deseando mi muerte, llegando a manifestar en público que a mí hay que sacarme sangre.  Como no pueden hacerme nada en los Estados Unidos donde vivo (puerco no se rasca en Javilla), están a la espera de un viaje mío a Sto. Dgo para allá darme un escarmiento.  No lo dudo, hay precedentes de esas barbaries con otras personas.

3- Jamás, nunca, never, puedo hasta el presente, imputar a Mejía haberse manchado sus manos con sangre.  Si lo hiciese, seria de mi parte una canallada, una infamia una abyección de las peores.  Consecuentemente, lo pongo al tanto del pensamiento de algunos de sus seguidores, para que en consecuencia obre, bajándole la línea de lugar a esos fanáticos, para que impida o neutralice semejante acción de los tiempos medievales, no por mi (morir es el destino de todo hombre) sino por él, puesto que mi asesinato o cualquier agresión física en mi contra, pondría en duda su bien ganada reputación, de no tener sus manos manchadas con sangre de su prójimo.

El que tenga mente y sentidos propios, que arribe a sus propias conclusiones.

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