La estrella brasileñade Fútbol, Neymar, y su familia se defendieron este martes en el juicio por las supuestas irregularidades cometidas en su polémico traspaso al Barça hace casi una década.
“Yo firmo lo que él me dice”, explicó sereno “Ney”, durante su breve declaración, en la que solo respondió a la Fiscalía y a su abogada.
Vestido con traje oscuro y camisa blanca, el delantero del París Saint-Germain había llegado poco antes junto a sus padres, también procesados, a la Audiencia de Barcelona, escenario desde la víspera del último capítulo de la saga judicial derivada de su fichaje por el club catalán en 2013.
El presidente del tribunal, que en la primera sesión ya le había autorizado a abandonar la vista antes de tiempo por estar cansado tras el partido de la noche anterior, permitió también adelantar su declaración al martes.
Atendiendo al apretado calendario del jugador, que en un mes debe liderar a la ‘Seleçao’ en el Mundial de Catar, Neymar y su familia podrán regresar hoy a París e intervenir en las conclusiones del juicio, previstas para el 31 de octubre, por videoconferencia.
En la sala, el brasileño aseguró no recordar si había participado en las negociaciones con el Barça en 2011, uno de los puntos centrales de este caso que busca dirimir si DIS, la empresa que por entonces tenía parte de sus derechos económicos, fue estafada durante la operación.
“Eso todo siempre lo cuidó y siempre lo ha cuidado mi padre, que siempre ha sido responsable de esto”, explicó.
Su sueño, según dijo, siempre fue jugar en el Barça y por eso priorizó la oferta azulgrana a la de otros clubes como el Real Madrid.
“Neymar nunca participa de negociaciones”, ratificó después su padre, quien reveló que el club blanco les envió propuestas desde 2009.
Monto oculto
Acusado de un delito de corrupción en los negocios, la Fiscalía pide para Neymar dos años de cárcel y diez millones de euros (9,7 millones de dólares) de multa.
Sus padres, los expresidentes del FC Barcelona Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu y el exdirigente del Santos, Odilio Rodrigues Filho también están procesados, al igual que tres entidades jurídicas: el Barça, el Santos FC y la empresa fundada por los padres del jugador para gestionar su carrera.
A todos los señala DIS, un fondo propiedad del grupo brasileño de supermercados Sonda, por haberle ocultado el monto real de su traspaso al Barça, a través de varios acuerdos de los que ellos quedaron fuera.
Pese a que el club cifró inicialmente el fichaje de Neymar en 57,1 millones de euros (40 millones para su familia y 17,1 para el Santos), la justicia española estimó que alcanzó al menos los 83 millones.
DIS, que adquirió en 2009 el 40% de los derechos económicos del futbolista, recibió 6,8 millones de euros de los 17,1 ingresados oficialmente al club brasileño.
Sintiéndose doblemente perjudicada, tanto por no haber recibido su parte del traspaso real como por el contrato de exclusividad suscrito por Neymar y el Barça en 2011 -que impidió a otros clubes pujar por el delantero-, DIS solicita ahora que se le restituyan los 35 millones de euros que estima haber perdido.
Como acusación particular, pide además cinco años de prisión para el futbolista, Rosell y Bartomeu, así como multas millonarias.
Pero el padre de Neymar argumentó que no era trabajo suyo informar a DIS de unas negociaciones que considera lícitas y autorizadas por el club brasileño a través de una carta expedida en 2011.
“Era responsabilidad del Santos”, defendió Neymar Da Silva Santos.
Los jugadores van a donde “quieren”
Llamado a testificar por la acusación, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se mostró parco.
Confirmó que en 2011 el equipo merengue ofreció 45 millones de euros por Neymar, pero dijo no haber participado en las negociaciones y que, en definitiva, “los jugadores (…) van a donde ellos quieren y en este caso yo creo que Neymar quería ir al Barcelona”.
Este proceso conocido como “Neymar 2” ha devuelto a los juzgados esta controvertida operación que ya llevó al Barça a pagar una multa de 5,5 millones de euros por irregularidades fiscales.
La turbulenta historia entre el club y el brasileño no terminó, sin embargo, con su abrupta salida en 2017 y siguieron enzarzados en varias demandas cruzadas hasta el año pasado, cuando alcanzaron un acuerdo “de forma amistosa” para cerrar todos los procesos pendientes.