Por MAURICIO MEDEL |
CURANILAHUE, Chile (AP) — Más de 60 mineros chilenos pasaron la última noche del año de forma inusual: alejados de sus familias, en la oscuridad fría de una mina que dejó de funcionar y a 700 metros bajo tierra. Sumaron así 29 días de encierro como protesta para reclamar al gobierno la reapertura del yacimiento de Santa Ana.
Hasta el momento los mineros no han alcanzado un acuerdo con el gobierno sobre la mina en Curanilahue, 600 kilómetros al sur de Santiago, en la región sureña del Bío Bío.
La mina arrastra problemas desde 2015, cuando sus dueños se declararon en quiebra y dejaron sin trabajo a los mineros. Estos solicitan con su encierro que el gobierno compre la mina y mantenga a los trabajadores, lo que supone 500 millones de pesos (740.000 dólares) que permitirían mantenerla activa.
“Queremos nosotros ser los empresarios de esta faena, de aquí, de este lugar, donde estamos a 700 metros bajo tierra para luchar porque queremos algo digno para nuestras familias”, declaró a The Associated Press Luis Oñate, uno de los mineros en huelga.
El fin de año fue incluso más dramático para los mineros por una orden del gobierno regional, que prohibió que sus familiares pudieran descender a la profundidad de la mina para acompañarlos en el comienzo del nuevo año, alegando motivos de seguridad. Los familiares sí descendieron para celebrar junto a los suyos la noche del 24 de diciembre y el día de Navidad.
“Es bastante difícil. Ayer tratamos de convencerlos de que subieran y pararan con todo y ellos quieren seguir la lucha, así que ayer fue un momento bastante emotivo entre todas las familias que estábamos acá”, explicó a The Associated Press Francisca Herrera, hija de uno de los mineros encerrados.
“Todos somos hombres de trabajo. No queremos que el gobierno nos de los beneficios de proempleo (subsidio). Queremos ganarlo porque somos capaces de ganarlo”, recalcó Oñate.
En un principio los mineros encerrados dijeron sumar 73, pero luego precisaron que ahora son entre 60 y 65, debido a que varios se retiraron por problemas de salud.
Ellos son apoyados desde fuera por otros compañeros, en total 163. Una decena de los que se encuentran en el exterior suspendieron esta semana una huelga de hambre que habían mantenido durante 12 días.
“Estamos mal en Curanilanhue los 73”, afirma un cartel a la entrada del yacimiento, en referencia a otro cartel que hizo famoso a los 33 mineros chilenos que hace 6 años fueron inesperadamente encontrados con vida también a 700 metros de profundidad tras un accidente minero (“Estamos bien los 33”).
La movilización se mantendrá hasta que los trabajadores tengan “un plan de garantía” que les permita mantener la tranquilidad, explicó a AP Luis Chandía, dirigente de los trabajadores.
Hasta el momento las conversaciones con el gobierno han sido infructuosas, pero el sindicato está trabajando en un plan y en conversaciones con un empresario para encontrar una salida viable a la mina, y al conflicto.