Aumentar el número de mujeres en cargos de responsabilidad es fundamental para seguir progresando en la lucha contra el acoso sexual, avisa la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Lo hace en la víspera del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que este año llega en medio de una avalancha de denuncias de acoso contra figuras públicas y con las víctimas haciéndose oír bajo el lema #MeToo (#YoTambién).
“Sin duda estamos viendo algunos cambios”, asegura Mlambo-Ngcuka en una entrevista con Efe.
El principal, apunta, es que más y más mujeres son capaces de denunciar a pesar de las consecuencias a las que se siguen exponiendo y de que, aún hoy, se tiende a cuestionar sus testimonios en vez de creerlos.
Las mujeres, además, tienen más expectativas de que la sociedad reaccione contra los acosadores, destaca.
Más allá del valor de las víctimas, Mlambo-Ngcuka extrae una conclusión clave de este cambio: la importancia de la presencia de mujeres en altos cargos tanto en el sector público como en el privado.
“Cuando se aumenta el número de mujeres en puestos de responsabilidad, se crea la posibilidad de que las mujeres sepan que hay un oído solidario en los niveles más altos”, señala.
En su opinión, con mujeres sentadas junto a los hombres en los consejos de administración es mucho más difícil que las denuncias “se barran debajo de la alfombra”.
“Cuantas más estén arriba, más se escuchará la voz de las mujeres”, insiste.
Por otro lado, Mlambo-Ngcuka considera fundamental que aquellos con influencia garanticen que los responsables de acoso y de otros delitos sexuales se enfrenten a “consecuencias”, ya sea negándoles beneficios económicos, despidiéndoles o no apoyándoles.
“Hemos visto que en las situaciones en que no hay consecuencias para estos comportamientos que violan a la mujer, el comportamiento continúa. Lo hacen porque pueden hacerlo”, advierte.
La jefa de ONU Mujeres cree que por ahora no se ha alcanzado un “punto de inflexión” en el que un número suficiente de hombres rechacen frontalmente el acoso y dejen claro que no van a aceptarlo.
“El hecho de que no hayamos llegado al punto de tolerancia cero en la sociedad, de que la gente esté aún dispuesta a mirar para otro lado, es un problema”, señala.
¿Explica eso por qué alguien como Donald Trump, acusado por varias mujeres, puede llegar a ser presidente de Estados Unidos?
Para Mlambo-Ngcuka, es una consecuencia de que la sociedad aún no ha asumido la responsabilidad de actuar y mostrar esa tolerancia cero ante “comportamientos inaceptables”.
“Todavía no estamos ahí”, reconoce la que fuera vicepresidenta de Sudáfrica.
Consultada sobre si serán los jóvenes de hoy los que finalmente traerán ese cambio, Mlambo-Ngcuka responde que no necesariamente. Según explica, los estudios muestran que muchos adolescentes creen que acosar a las mujeres, incluso la violación, son simplemente “algo que los hombres hacen”.
“Y también hay chicas que creen que es aceptable que los hombres las traten así”, insiste.
A su juicio, la educación es clave, como también lo es “crear ejemplos de lo que es aceptable y lo que no”.
Mlambo-Ngcuka subraya que, para que haya éxito, los modelos de comportamiento tienen que estar tanto en el hogar como en la esfera pública, empezando por líderes y personas en puestos de responsabilidad.
“Por eso tienen ese sueldo. Incluye ser una persona que pone el listón alto para el mundo. Y creo que no siempre hemos demandado eso de la gente en puestos de autoridad”, insiste.
“Hace falta un entendimiento claro en la sociedad, entre los hombres, de que este comportamiento no es aceptable y de que no tienen derecho a tratar a las mujeres como si fueran su propiedad”, recalca.