La política de recortes sociales de la Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pone en peligro la educación nutricional en un país con graves problemas de alimentación, alertó hoy la experta estadounidense, Pamela Koch.
Koch, que es directora del Centro Laurie Tisch para la alimentación, educación y política de la Universidad de Columbia en Nueva York, ofreció una charla en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma sobre cómo influir en los consumidores para que coman sano.
Se centró en el “complejo” modelo de EEUU, donde las políticas y los fondos para impulsar una buena alimentación parten de leyes federales y luego son implementados por Estados y municipios.
“La educación en nutrición es muy vulnerable a los recortes a nivel federal. La Administración actual está haciendo grandes esfuerzos en reducir programas sociales”, otorgando fondos “mucho más limitados” en salud, educación o agricultura, resaltó Koch.
La investigadora explicó a Efe que ese tipo de educación puede contribuir a cambiar el ambiente alimentario y hacer que “la gente entienda por qué se deberían restringir los alimentos no saludables”.
“En una sociedad tan capitalista como la estadounidense, en cuanto se intentan hacer políticas para reducir el acceso a comida que no es sana, la industria alimentaria reacciona fuertemente”, apuntó Koch, que puso de ejemplo la presión de las grandes corporaciones contra cualquier intento de limitar el tamaño de las bebidas azucaradas o su contenido de azúcar.
Insistió en que se puede hacer frente a los argumentos de las multinacionales mediante la educación en las escuelas, ayudando a las comunidades locales a elegir entre la oferta disponible.
En la ciudad de Nueva York, el 56 % de las 1.840 escuelas públicas tienen al menos un programa de educación nutricional, con experiencias como cocinar o mantener un huerto, según los resultados de un estudio publicado este año por Koch y otros investigadores.
La especialista recomendó ampliar esos programas a los demás colegios neoyorquinos, algo “replicable” en el resto del país, con el fin de motivar a los niños y sus familias a comer mejor, aprender conocimientos prácticos y participar en el diseño de los sistemas alimentarios.
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU, entre 2015 y 2016 la prevalencia de la obesidad en el país fue del 39,8 % de la población adulta, afectando a unos 93 millones de personas.
La ex primera dama Michelle Obama impulsó un programa de nutrición infantil durante la presidencia de su marido, Barack Obama (2009-2017), pero el Gobierno de Trump ha relajado algunas de sus regulaciones en los comedores escolares que reciben financiación federal.