La FICR lamenta que los fondos para hacer frente a las consecuencias del cambio climático no lleguen a donde más se los necesita
Los desastres climáticos han dejado al menos 410.000 muertos en la última década en todo el mundo, en buena medida como resultado de que no se están haciendo esfuerzos suficientes para proteger a la población de fenómenos como tormentas, inundaciones u olas de calor íntimamente relacionados con el cambio climático.
Esa es la principal conclusión del último Informe Mundial de Desastres 2020 publicado por la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR). Según el mismo, los desastres relacionados con la metereología y el clima aumentaron en un 35 por ciento en la última década con respecto a los años 1990.
Así, el 83 por ciento de los desastres que se produjeron en los últimos diez años estuvieron ocasionados por fenómenos como inundaciones, tormentas y olas de calor, los cuales dejaron más de 410.000 muertos y afectaron a más de 1.700 millones de personas.
Además, según el informe, los países más afectados por este tipo de desastres reciben solo una fracción de los fondos disponibles para la adaptación frente al cambio climático, por lo que tienen problemas a la hora de proteger a su población de los cada vez más graves efectos del cambio climático.
“Nuestra primera responsabilidad es proteger a las comunidades que están más expuestas y vulnerables a los riesgos climáticos”, ha advertido en un comunicado el secretario general de la FICR, Jagan Chapagain, sin embargo “el mundo está fallando de forma colectiva en ello”.
“Hay una clara desconexión entre donde el riesgo climático es mayor y donde van los fondos para la adaptación climática”, ha denunciado, subrayando que “esta desconexión podría costar vidas”, teniendo en cuenta además el ritmo al que parecen estar aumentando los desastres.
Por otra parte, el informe también argumenta que los multimillonarios paquetes de estímulo que se están desarrollando en todo el mundo para hacer frente a las consecuencias de la pandemia de coronavirus son una oportunidad para abordar y reducir la vulnerabilidad climática.
Una recuperación que proteja a las personas y al planeta no solo ayudará a reducir los riesgos actuales sino que también hará que las comunidades sean más seguras y más resilientes frente a futuros desastres, ha sostenido la FICR. Una financiación inteligente, enfocada en la alerta temprana y la acción anticipatoria para reducir los riesgos y prevenir desastres, así como las medidas de reducción de riesgo son fundamentales, ha añadido.
ABORDAR PANDEMIA Y CAMBIO CLIMÁTICO A LA VEZ
“La adaptación climática no puede ocupar el vagón de cola mientras el mundo está preocupado por la pandemia: ambas crisis tienen que ser abordadas de forma conjunta”, ha defendido Chapagain. “Estos desastres ya están a las puertas de cada país en todo el mundo”, ha incidido.
Por ello, ha apostado por “incrementar significativamente la inversión en acciones climáticas inteligentes que refuercen la reducción de riesgos y la preparación, junto con leyes y políticas climáticamente inteligentes”.
En opinión del secretario general de la FICR, “ante desafíos como estos, la solidaridad internacional no es solo una responsabilidad moral, sino también lo más inteligente que hacer”.
“Invertir en la resiliciencia de los lugares más vulnerables es más efectivo en términos de coste que aceptar un continuado aumento en el coste de la respuesta humanitaria y contribuye a un mundo más seguro, próspero y sostenible para todos”, ha recalcado.