La investigación de la llamada trama rusa no consigue colocarse entre los temas que más movilizan al electorado de cara a las elecciones legislativas de noviembre en EE.UU., a pesar de que copa titulares en los medios y de asfixiar al círculo que ayudó a Donald Trump a llegar a la Casa Blanca.
La polarización política y los intentos de desprestigio del mandatario la han relegado a un papel secundario en los comicios, que son considerados históricamente un “plebiscito” al presidente, según Jennifer Victor, experta en Gobierno de la Universidad George Mason.
Las elecciones tienen numerosos factores sobre la mesa para movilizar a los votantes, pero la investigación de la trama rusa no estará entre los principales pese a que podría verse como un elemento decisivo por su importancia sobre la Presidencia y la influencia que podrían tener los comicios sobre las pesquisas.
Trump desprestigia y cuestiona constantemente la investigación, que tacha de “caza de brujas”y que está dirigida por el fiscal especial Robert Mueller, sobre la que la oposición se autorretrata como garante de su continuación por la posibilidad de que el presidente quiera acabar con las averiguaciones.
El papel limitado de la trama en los comicios se debe, en parte, a que la opinión sobre la investigación está fuertemente polarizada.
Victor explica a Efe que, en temas como las pesquisas de Mueller, “el grado de división en muchos ámbitos es mayor ahora que en cualquier momento en los últimos 100-200 años”, a excepción del período de la guerra civil en relación a la esclavitud.
La investigación se ha convertido en elemento polarizador y, al mismo tiempo víctima de la polarización, de modo que tan solo consigue movilizar a los votantes partidistas que ya eran antes muy activos.
Así, pese a que podría determinar el futuro del presidente, no parece que la trama rusa vaya a ser un factor decisivo en los votantes, opina el politólogo Michael Berkman, de la Universidad Penn State.
“Creo que es un tema que es de gran importancia para demócratas acérrimos que siguen probablemente las noticias sobre la causa. Ya era probable que esta gente votara y que votara demócrata”, señala a Efe Berkman.
El experto apunta que, pese a su carácter secundario, es importante prestar atención a las consecuencias de los comicios en las pesquisas, ya que si los republicanos consolidan su mayoría en el Senado podría aumentar la presión de Trump sobre estas.
Este es uno de los ámbitos en los que las elecciones pueden incidir de forma más directa, ya que, de triunfar los republicanos, facilitaría la nominación de un fiscal general y un vicefiscal general -con poder para acabar con las pesquisas- que fueran más combativos.
Por contra, un poder legislativo teñido de demócrata crearía una atmósfera radicalmente opuesta, apunta a Efe el profesor de Derecho de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Jon Michaels.
“Podrían convocar audiencias e investigaciones que apoyaran más las pesquisas de Mueller o incluso tomar la delantera si la Casa Blanca la cancela”, augura Michaels.
Mueller investiga desde mayo de 2017 y de forma independiente al Gobierno la supuesta coordinación entre la campaña de Trump y el Kremlin, además del supuesto intento de obstrucción a la Justicia del presidente.
Así, si en el lado demócrata la investigación de Mueller no parece ser un elemento movilizador, aún menos lo es en el lado republicano, según el profesor de Ciencia Política de la Universidad George Mason, Mark Rozell.
“A los seguidores de Trump o no les importa la investigación o creen que es una operación partidista. Estos votantes no pueden ser persuadidos”, afirma a Efe Rozell.
En una encuesta reciente del diario The Washington Post, la trama rusa se encontraba entre los elementos menos definitorios del voto, con tan solo un 35 % de votantes que la consideran extremadamente importante.
Rozell considera que, si los demócratas recuperaran el poder de al menos la Cámara Baja, el escenario podría cambiar en cuanto a las repercusiones de las pesquisas de Mueller, con más opciones para que se abra un juicio político contra Trump.
Hasta ahora, las principales figuras de la trama han aceptado cooperar con Mueller: el exjefe de campaña de Trump Paul Manafort y el exasesor de seguridad nacional de la Casa Blanca Michael Flynn.
