La FAO y el PMA piden medidas urgentes para evitar el peor de los cinco escenarios de inseguridad alimentaria
Las agencias alimentarias de Naciones Unidas han advertido de un drástico incremento de la desnutrición en Burkina Faso, Sudán del Sur, Yemen y el noreste de Nigeria, cuatro escenarios que corren el riesgo de entrar dentro de la categoría de hambruna “si la situación empeora en los próximos meses”.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han actualizado este viernes su evaluación y han concluido que la combinación de conflictos, declive económico, desastres medioambientales y pandemia de COVID-19 han agudizado las carencias entre poblaciones vulnerables.
La hambruna es la categoría más grave dentro de la escala de inseguridad alimentaria. La última vez que las agencia de la ONU declararon una hambruna fue en 2017, en algunas partes de Sudán del Sur, un país que precisamente vuelve ahora a asomarse al abismo, ya que en el estado de Jonglei una cuarta parte de su población ya padece inseguridad alimentaria grave.
En el caso de Yemen, preocupa la situación en las regiones de Al Jawf, Marib, Amran y Al Mahwit, donde se hacen especialmente palpables los efectos de una guerra que no ha hecho sino empeorar la frágil economía local. Gran parte de la población ya depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir.
En Burkina Faso, los observadores ya detectan que hay más de 11.000 personas en el peor de los niveles de inseguridad alimentaria, con dos provincias –Soum y Oudalan– en el nivel cuatro de cinco, mientras que en Nigeria la evolución de la situación depende de cómo se comporte la actual temporada de cosecha en zonas como Borno, lastradas por el conflicto y con acceso limitado a la ayuda.
El director de emergencias de la FAO, Dominique Burgeon, ha subrayado que este informe pretende ser “un claro llamamiento a una acción urgente”, ya que las agencias están “profundamente preocupadas” de lo que puede ocurrir en estos cuatro países durante los próximos meses.
La responsable de emergencias del PMA, Margot van der Velden, ha advertido de que estos cuatro escenarios están “en un punto de inflexión catastrófico”, si boien ha recordado que cuando se declara una hambruna ya hay “muchas vidas” que se han perdido por el camino.
Ya ocurrió en 2011 en Somalia, con una hambruna que se llevó por delante unas 260.000 vidas. “La hambruna se declaró en julio, pero la mayoría de las personas ya habían muerto en mayo. No podemos dejar que ocurra otra vez”, ha subrayado Van der Valden.