En un mundo que clama por innovación y competitividad, la educación publica se erige como el pilar fundamental del desarrollo. Sin embargo, la búsqueda desenfrenada por la eficiencia administrativa ha llevado a algunos a promover medidas cuestionables que ponen en riesgo la calidad educativa y el bienestar de los maestros.
El departamento de Educación de Puerto Rico gasta casi un 50% de su presupuesto en administración central y regional. Se ha comprobado que esa estructura ha servido para castigar a los estudiantes mediante el abandono y la falta de maestros capacitados con permanencias. El departamento es una agencia de servicios y centro de cuido. La función que dicta la Constitución de Puerto Rico es proveer una educación de calidad para los niños. Este derecho garantizado por la constitución se esta violando todos los días. Esto es según las estadísticas del 2021 ya que no hay estadísticas del 2022, 2023 ni 2024. Las pruebas PISSA fueron eliminadas para que no se vea el desastre educativo que se encuentra el sistema. Aún las pruebas locales que se han ofrecido reflejan la falta de conocimiento que tienen los estudiantes por ser rehenes de un sistema educativo que no sirve, le quita la creatividad a los estudiantes, es aburrido y micro maneja el currículo con un contenido sin pertinencia.
Los estudiantes de la escuela publica de Puerto Rico reciben menos dinero por estudiante que cualquier otro estado de la nación. Sin embargo, es el estado numero 6 que mas dinero recibe de los 50 estados.
Reducir costos educativos a costa de los salarios docentes y de condiciones laborales precarias es un camino hacia el abismo. Pretender que la automatización puede reemplazar la invaluable labor del maestro es una ilusión peligrosa. La educación no se trata de procesos mecánicos, sino de una interacción humana compleja y enriquecedora.
El ofrecer talleres a maestros que solo les aburre, no son relevantes, no son ofrecidos por maestros en la materia, le quita el tiempo lectivo y no se traduce a conocimiento nuevo para los estudiantes es también una perdida de dinero valioso el cual se puede usar para contratar mas maestros a tiempo completo.
No se ha podido integrar tecnología por la incapacidad de proveer un internet robusto y de calidad en las escuelas para cada estudiante. Este secreto a voces los grita los maestros y lo secundan los estudiantes. Encima de eso los estudiantes no tienen conectividad en sus casas. A los maestros se le sugiere y se le pone presión para que usen su propio internet personal.
Los maestros son el corazón del sistema educativo. Su dedicación, conocimiento y pasión son los motores que impulsan el aprendizaje de las nuevas generaciones. Desvalorizar su rol y precarizar sus condiciones de trabajo es un acto de miopía que solo puede conducir al fracaso.
La verdadera eficiencia en la educación no reside en recortes presupuestarios, sino en una inversión inteligente en capital humano. Dotar a los maestros de las herramientas y recursos necesarios, así como ofrecerles salarios dignos y condiciones laborales adecuadas, es la clave para obtener un rendimiento óptimo del sistema educativo.
En lugar de eliminar la administración por completo, como algunos proponen, es necesario optimizarla y reorientarla hacia el apoyo genuino de la labor docente. La automatización puede ser una herramienta valiosa para agilizar tareas administrativas repetitivas, pero jamás podrá sustituir la interacción humana y la sensibilidad que caracterizan al proceso educativo.
Es hora de dejar de lado las falsas promesas de la eficiencia a ultranza y reconocer el valor incalculable de la educación. Invertir en maestros significa invertir en el futuro de la sociedad, en el desarrollo de ciudadanos críticos, creativos y preparados para afrontar los desafíos del mundo actual.
La educación no se vende, se construye con pasión, conocimiento y compromiso. Si no desarrollamos las mentes de los habitantes de la isla, estamos destinados a seguir cuesta abajo en la ignorancia y pobreza. ¡Basta de sacrificar a los maestros en el altar de la ineficiencia administrativa! Es hora de poner el dinero donde realmente importa: en la educación y en los maestros que la hacen posible.