Por José J. Záiter.-
A través de su historia, el grito de convicción, principios y valores, ha llevado a miles de dominicanos y dominicanas a sacrificar sus vidas en nombre de la bandera tricolor, y cuando caen abatidos, su sangre corre y abona la tierra que los vió nacer creando así un arbol donde
sus frutos ayudan a nutrir la esencia de una nación – SU DEMOCRACIA! Entre los dominicanos y dominicanas que han ofrecido su sangre por la causa de la democracia de nuestro país
se destacan: Desiderio Arias, Enrique Jiménez Moya, Antonio de la Maza, Manolo Tavarez Justo, las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), los coroneles Francisco Alberto Caamaño Deño y Juan María Lora Fernández, Amín Abel Hazbún y Orlando Martínez.
Después de sobrepasar las batallas exitosas que forjaron nuestra independencia, la dictadura de Trujillo, la Guerra Civil de Abril y los años represivos durante los primeros períodos de los gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer, llegamos a pensar en el año 1978, cuando nos coronamos los primeros en ejercer la nueva era democrática en Latino America, que la palabra “dictadura” la habiamos eradicado del diccionario dominicano. Esto, hasta palpar con escalofriante asombro los aprestos de nuestro actual gobierno donde se ejerce el espionage rampante, tacticas de represalia, manipulación de información, modificación a la Constitución a base de sobornos y fraudes electorales.
Pero cuando los viejos vigilantes de nuestra DEMOCRACIA se sienten cansados, sin ànimo de continuar y a punto de rendirse, llega la estimulante y grata sorpresa de una juventud que despertó y está dispuesta y alerta a continuar con la convicción, principios y valores. Gracias Juventud! El futuro de nuestra amada Quisqueya depende de ustedes.
