Centroamérica asiste a una nueva fase de la migración de sus habitantes, que tienen décadas huyendo de la violencia y la pobreza que abate a la región como resultado de malos gobiernos y de la influencia de Estados Unidos, dijeron analistas y políticos a Efe.
Ahora mismo miles de migrantes en caravanas conformadas en su mayoría por hondureños pero que también incluyen a salvadoreños y guatemaltecos, los habitantes del conflicto Triángulo Norte, avanzan hacia Estados Unidos cruzando estos países y México.
Las imágenes son impactantes: filas de personas a pie, con niños de hasta días de nacidos, avanzando por carreteras -a veces ayudados por camioneros y otros conductores- cruzando ríos y hasta enfrentándose a la policía, como ocurrió en una zona de la frontera entre Guatemala y México con saldo de un muerto y varios heridos.
Cambio de modalidad en el modelo de migración.
El investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Costa Rica, Abelardo Morales, dijo a Efe que se está frente a un “cambio de modalidad” en la migración centroamericana, tras décadas de haberse hecho a la sombra.
“En todo este tiempo los migrantes eran los invisibles de la globalización como una estrategia de sobrevivencia para hacerle frente a los peligros de la ruta”, pero las caravanas han tenido un “efecto demostrativo de que sí es posible” migrar ante el empeoramiento de la situación en sus países, afirmó el experto.
Los testimonios de los migrantes dejan claro que huyen del desempleo, la violencia y la extorsión de las mortíferas pandillas, un especie de ejército irregular que actúan a sus anchas en vastos territorios de los países del Triángulo Norte, con cifras de víctimas similares a las de una guerra civil.
El istmo es también utilizado por el narcotráfico internacional como puente de la droga que se produce en Suramérica y se dirige al mayor mercado de consumo del mundo, Estados Unidos, dejando a su paso un estela de corrupción y muerte.
En 2017 fueron asesinadas al menos 13.129 personas en los países del Triángulo Norte, en casos que en su gran mayoría fueron vinculados a las pandillas, que dominan en negocio del menudeo de drogas, y el narcotráfico internacional.
El impacto de las remesas de los emigrantes.
“Las caravanas están poniendo en evidencia la lógica perversa de una migración muy deshumanizada”, añadió el investigador de Flacso, que recordó que los migrantes con sus millonarias remesas, casi todas procedentes de EE.UU. son un soporte vital para las economías centroamericanas y “un negocio” para grupos de poder económico.
Las remesas representaron en el 2017 alrededor del 17 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Honduras y El Salvador, y el 10 por ciento del de Guatemala, de acuerdo con las cifras oficiales.
Fracaso de la Alianza para la Prosperidad.
Los gobiernos de los países del Triángulo Norte idearon hace cerca de un lustro el llamado Plan Alianza para la Prosperidad, con el auspicio de Estados Unidos, cuyo principal objetivo era mejorar las condiciones sociales en la región para desalentar la migración.
Para el diputado de la exguerrilla y ahora partido Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, Walter Félix, Estados Unidos tiene “su cuota de responsabilidad” en el fenómeno de las caravanas de migrantes, porque “son una expresión del fracaso de las políticas neoliberales que ha impulsado” ese país en la región, en la que además ha intervenido política y hasta poco incluso militarmente.
La Alianza de la Prosperidad “no ha generado ninguna prosperidad”, y “la cara del fracaso” son “esas medidas” que ha anunciado el presidente estadounidense, Donald Trump, como reducir la cooperación con la región o dificultar la entrada y permanencia legal de los migrantes en ese país, dijo el diputado a Efe.
El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, dijo en una entrevista con Efe que impulsar el desarrollo inclusivo de los países de la región, algo en lo que es necesaria la cooperación internacional, es vital para superar las causas de la migración.
“Creo que tenemos que dialogar con socios como México y Estados Unidos y otros actores, para la cooperación para el desarrollo de los países, un desarrollo inclusivo con todos los segmentos de la sociedad”, expresó Alvarado.
El Gobierno de Honduras, que asegura que la situación del país ha mejorado en los últimos años aunque reconociendo que queda mucho por hacer, ha culpado a la oposición política de alentar la caravana que prendió la mecha el pasado octubre, e incluso ha denunciado la supuesta intervención del Gobierno de Venezuela.
Más allá de las razones políticas o sociales, lo cierto es que el tema de la migración centroamericana ha servido de combustible para el presidente Trump y su campaña de cara a las elecciones legislativas del próximo martes.
Giovanna Ferullo