Si había alguna duda de la importancia y aportación de los peloteros latinoamericanos dentro de los Astros de Houston, el memorable partido que protagonizaron los venezolanos Marwin González y José Altuve junto con el boricua Carlos Correa y George Springer, que también tiene origen puertorriqueño, quedó completamente despejada.
Su aportación ofensiva de cuatro cuadrangulares y seis carreras impulsadas fueron la clave que permitió al equipo tejano lograr la primera victoria de su historia en la Serie Mundial.
La lograron en el Segundo Partido memorable del “Clásico de Otoño” que ganaron en 11 entradas por 7-6 a los Dodgers de Los Angeles después de completar la remontada del marcador adverso de 1-3 que tenían en la parte alta de la octava entrada.
Aunque los Astros con una gran pitcheo del abridor Justin Verlander hasta la quinta entrada estuvieron arriba en el marcador, en la sexta vieron como de nuevo el bateo oportuno y explosivo de los Dodgers, esta vez encabezado por el jardinero central Joc Pederson, puso en empate en la pizarra (1-1).
Luego llegaría en la sexta entrada el campo corto Corey Seager y volvía a botar la pelota fuera del parque con su compañero, el jardinero Chris Taylor, en circulación, contra Verlander, que fue los dos únicos imparables que había permitido.
La historia del primer partido se repetía, pero con la diferencia que esta vez el piloto de los Dodgers, Dave Roberts, ya había utilizado a cinco lanzadores hasta el séptimo episodio para en el octavo sacar al cerrador curazoleño Kenley Jansen, que no pudo contener el bateo explosivo latino de los Astros.
González fue el primero que pegó el cuadrangular solitario en la parte alta de la novena entrada que le dio vida a los Astros al empatar a 3-3 la pizarra.
El jardinero izquierdo venezolano descifró los lanzamientos de Jansen y le puso la pelota por encima de la barda sin “outs” al iniciar el noveno episodio.
El bambinazo de González hizo despertar al bateo de los Astros que vieron como en el décimo episodio, primero Altuve y luego Correa botaron la pelota fuera del parque de manera consecutiva para hacer historia y darle a Houston de nuevo la ventaja de 5-3.
Nadie ante en la Serie Mundial había pegado cuadrangulares seguidos en un sólo partido, y lo tuvieron que hacer las estrellas latinas encabezadas por Altuve, que vivió una jornada histórica, tras haber recibido antes del partido el premio Hank Aaron como mejor bateador de la Liga Americana.
El jardinero de origen boricua Giancarlo Stanton, de los Marlins de Miami, fue el ganador del premio dentro de la Liga Nacional.
Correa, que lleva ya seis vuelacercas en la fase final, también se quiso unir a la historia y mandó la pelota por encima de la valla ante el relevista Josh Fields.
Todo parecía que estaba ya decidido para los Astros, pero con los Dodgers también dijo presente la conexión latina con el jardinero Yasiel Puig que en la parte baja de la décima la abrió con jonrón solitario para el parcial de 5-4 y el boricua Enrique Hernández como emergente volvió a brillar con el bate al pegar sencillo impulsador de la carrera del empate a 5-5, que anotó el emergente Logan Forsythe.
Todo tenía que volver a comenzar ante el delirio de los 54.293 espectadores que volvieron a darse cita en las gradas del Dodger Stadium, en Chávez Ravine, a pesar de superar de nuevo la temperatura de los 34 grados centígrados.
De nuevo, los Astros hicieron valer su bate explosivo, esta vez con Springer que sin “out” en la pizarra y con el emergente Cameron Maybin en segunda puso la pelota por encima de la barda del jardín central contra el relevista Brandon McCarthy (0-1), el octavo lanzador utilizado por los Dodgers, y dio a Houston la ventaja parcial de 7-5.
El triunfo de los Astros estaba cerca, pero todavía había que darle más suspense al partido al ver como con dos “outs” en la pizarra, otro emergente, Charlie Culberson, botó la pelota fuera del parque ante los lanzamientos que le hizo el relevista Chris Devenski y la emoción volvió a las gradas con el parcial de 7-6.
Además, a la caja de bateo salió Puig para enfrentar a Devenski, que no perdió la concentración y aguantó bien la presión para recetar el ponche monumental e histórico al jardinero cubano con el que selló la victoria inolvidable de los Astros que ya ha pasado a los anales del “Clásico de Otoño” y además con sello latino inconfundible.
Rubén Lojam