Las autoridades iraquíes han reanudado este sábado la exhumación de dos fosas comunes de miembros de la minoría yazidí ejecutados por la organización terrorista Estado Islámico en la provincia de Nínive.
La ceremonia ha tenido lugar en Solagh, al sur del monte Sinyar, donde las autoridades hallaron una fosa con los restos de 70 mujeres, algunas embarazadas, según ha explicado el jefe de las tareas de exhumación del Gobierno Regional del Kurdistán Iraquí, Sirwan Jalal.
Las autoridades comenzarán en breve una segunda exhumación, en una fosa común en la cercana aldea de Kocho con los restos de más de 50 hombres y niños de la aldea, informa la agencia de noticias kurda Rudaw.
El jefe del equipo de Naciones Unidas que investiga los crímenes de Estado Islámico en Irak, Karim Khan, agradeció a la comunidad yazidí su paciencia en su búsqueda de justicia por las atrocidades cometidas por Estados Islámico.
“El suelo de Irak está plagado de sitios donde los civiles fueron masacrados por Estado Islámico. Estos crímenes deben ser investigados y los responsables tienen que rendir cuentas ante la justicia”, ha declarado. “Los crímenes de Estado Islámico no caerán en el olvido”.
Estado Islámico declaró un califato a finales de julio de 2014 en el que se dedicó a expulsar a las religiones minoritarias de la zona por considerarlos infieles, además de amenazarles de muerte por no convertirse al Islam.
Esta persecución provocó que los yazidíes, creyentes del zoroastrismo, se refugiaron en las montañas de Sinyar, en las cuales se encontrarían entre 35.000 y 50.000 personas, según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).