El domingo 3 de mayo se han dado dos duros golpes contra Venezuela y Bolivia. Uno fue una fracasada incursión militar que buscaba derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. La otra es que ese día, en que originalmente estaban planeadas las elecciones generales bolivianas, la Presidenta de facto de dicho Estado Plurinacional, Jeanine Añez, no llevó a cabo ellas aduciendo el riesgo del coronavirus mientras que dos días antes emitió un mensaje donde esbozó un plan estratégico de largo alcance donde no se mencionó para nada el convocar a comicios.
Goudreau con Guaidó
El primer golpe fue organizado por Jordan Goudreau, un condecorado militar norteamericano que se había retirado tras combatir en el Asia occidental y que ha creado su propia empresa de seguridad Silvercorp, junto con algunos desertores de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB) de Venezuela. Uno de ellos, el capitán Javier Nieto apareció en un video insitando en español a una rebelión militar aduciendo que cumplían con una orden internacional dada para capturar a la mafia que controla el poder en Caracas (la misma que recientemente emitió la Casa Blanca), mientras que su acompañante Goudreau apareció con una gorra de los Yankis y hablando solamente en inglés con acento norteamericano, con lo cual quería dejar claro que su mensaje era para todos los partidarios de EEUU en Venezuela.
La incursión armada se dio en La Guaira, la ciudad natal de Juan Guaidó, el diputado que se autoproclamó como Presidente Encargado de Venezuela el 23 de enero del 2019 y quien varias veces ha impulsado acciones violentas para querer deponer al gobierno de Maduro. Goudreau sostuvo en ese mensaje que él tenía operativos en el oeste, este y sur de Venezuela, aunque Caracas ha indicado que su operativo y sus principales grupos armados se han entrenado en la vecina Colombia.
El gobierno colombiano y Guaidó han negado toda participación en dicho incidente. Sin embargo, Patricia Poleo, una periodista anticomunista exiliada en Miami, ha revelado en su cuenta twitter un extenso contrato firmado entre Juan Guaidó como Presidente de Venezuela y Jordan Goudreau como representante de su corporación Silvercorp.
La relación entre ambas personas con apellidos similares y con las mismas iniciales (JG) ya data de un buen tiempo atrás. El 23 de febrero del 2019, un mes después de que Guaidó se auto-juramentó como mandatario venezolano en una plaza, él lanzó un operativo violento desde Cúcuta, la principal ciudad colombiana fronteriza con Venezuela, para hacer entrar a la fuerza camiones con paquetes que habían traído aviones militares estadounidenses en los cuales se decía que provenía ayuda humanitaria pero que también traían implementos de lucha armada callejera.
Esta incursión de cientos de milicianos liados a Guaidó estuvo precedida por un megaconcierto hecho por Sir Richard Branson, el único magnate que tiene 4 islas privadas en 3 continentes del mundo, para supuestamente restablecer la democracia en Venezuela. Goudreau y Silvercorp estuvieron a cargo de la seguridad de ese evento artístico que sus detractores indican que fue una pantalla para atraer masas y grupos de choque a fin de ir al día siguiente a querer entrar a la fuerza a Venezuela.
El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, estuvo en Cúcuta durante ese concierto y dichas acciones violentas junto a los Presidentes de Colombia, Chile y Paraguay. Todos ellos han hecho algo inédito en la historia de más de 7 décadas de la OEA: reconocer como representante de uno de sus países componentes a un gobierno que no tiene ministerios, comisarías, cuarteles o control alguno sobre una parte del territorio que dicen administrar.
La OEA que mantuvo en sus filas a los peores dictadores que han ensangrentado el hemisferio en la postguerra (tales como Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, los Duvalier en Haití, Videla en Argentina, Banzer y García Meza en Bolivia, la junta militar brasileña de 1964-85, Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay, etc.), ahora ha decidido al único gobierno del mundo que solo tiene embajadores pero no ministros.
Golpe en Bolivia
La OEA, por su parte, fue también impulsora del golpe que depuso a Evo Morales, el primer Presidente indígena de Bolivia, el cual en los últimos 14 años ganó 4 elecciones presidenciales con una amplia distancia frente a sus contrincantes. Almagro acusó a Morales de haber hecho fraude para lograr ser reelecto con el 47% de los votos el 20 de octubre. Esto precipitó a que las comisarías y luego el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas pidan la renuncia del mandatario constitucional.
A dos días de que Morales se retiró de la Presidencia y de que todas las otras 3 figuras que, según la carta magna, deberían reemplazarlo se negaron a hacerlo (el Vicepresidente y la Presidencia de los Senadores y de los Diputados), fue ungida en Palacio Quemado la senadora Jeanine Añez. Ella no tenía ninguna legitimidad constitucional en ello, mientras que el 70% de la Asamblea Legislativa estaba en su contra. Añez ni siquiera era la primera vicepresidenta de cualquiera de las dos cámaras y tampoco había sido reelecta en el parlamento en las últimas elecciones generales, pero se autoproclamó Presidenta de Bolivia en su calidad de haber sido la segunda vicepresidenta del Senado, y, por sobre todas las cosas, contar con el aval de Donald Trump y de las Fuerzas Armadas y Policiales.
Añez pertenece al partido que menos votos sacó para lograr su propia bancada en los últimos comicios nacionales. Su Movimiento Democrático Social apenas recibió el respaldo de 1 de cada 25 votantes. Pese a que nunca ha dirigido un partido o una movilización popular nacional y que cuenta con el rechazo de 7 de cada 10 Miembros del Parlamento, esta señora se ha querido entronizar en el poder.
En sus primeras semanas en el poder ella se mantuvo en palacio únicamente a base de la represión llegando a tener más muertos por bala que días en el poder.
Se suponía que su rol era provisional para convocar a elecciones generales a la extrema brevedad posible. No obstante, ella ha venido postergando dichos comicios. Pese a que su mandato como senadora se expiró el 22 de enero y que el parlamento está en su contra ella ha seguido gobernando persiguiendo a sus opositores.
Para este domingo 3 de mayo se debieron haber realizado las elecciones generales. Como en todos los sondeos aparecía en primer lugar Luis Arce, el candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales, ella no ha querido arriesgarse a que sus enemigos vuelvan a palacio.
Inicialmente su rol era el de preparar unas elecciones limpias y transparentes, para lo cual ella debió haber mantenido cierta distancia frente a todos los candidatos. En vez de ello, ella ha decidido participar y utilizar su puesto para promover su candidatura y embestir contra la del MAS.
Dos días antes del domingo 3 de mayo donde originalmente se había previsto realizarse las elecciones, ella dio un mensaje a la nación donde esbozó un ambicioso plan de largo alcance para dar empleo al 10% de la Población Económicamente Activa del país construyendo postas, hospitales, escuelas, carreteras, etc. E hizo todo esto sin mencionar una sola vez que ella estaba contemplando llamar a elecciones, que era la única razón por la que originalmente se instaló en el puesto.
Cuando el Senado ha acordado que las elecciones generales deban darse antes del 2 de agosto, ella ha rechazado frontalmente acatar lo que el parlamento dictamina, pese a que su cargo de presidente interina debiera descansarse únicamente en dicho poder legislativo. Su argumento es que la pandemia no debe exponer a los bolivianos para ir a los centros de votación.
Sin embargo, ella si ha dicho de que en junio inicia un ambicioso plan de obras públicas donde cientos de miles deberán ir a laborar 8 horas diarias, algo que es más arriesgado para contraer el virus. El parlamento le ha dado 3 meses de plazo, lo cual implica que para entonces el pico de la epidemia haya bajado.
Por lo demás desde marzo hasta hoy se han dado 15 elecciones en varios países del mundo y en los siguientes 2 meses habrá otras 10 elecciones más. Varios de estas repúblicas que han tenido comicios durante la pandemia tienen mucho más cantidad de infectados y de muertos por el COVID-19 que Bolivia, tales como Francia, Corea del Sur, Polonia, Siria, República Dominicana, entre otros. Una posible postergación de elecciones solamente puede salir de un consenso entre todas las partes, mientras tanto se puede dar paso a elecciones postulando la distancia de dos metros en las colas de electores, permitiendo que las mesas se abran durante varios días o que se den formas de voto electrónico o postal.
En el domingo 3 de mayo han confluido dos acontecimientos que muestran la voluntad golpista de la Casa Blanca. Por un lado ésta alienta un nuevo golpe contra el chavismo en Venezuela y por otra parte ésta se niega a dar paso a una elección que pudiese abrir las posibilidades para que el MAS pueda retornar a palacio en Bolivia.
Mientras en Venezuela ya son varios los intentos de derrocar violentamente a un gobierno acusado de no ser democrático, en Bolivia se patrocina que se vaya imponiendo la dictadura de una señora que no tiene ningún derecho ni respaldo parlamentario o constitucional para haber llegado al poder y seguir queriéndose quedar en éste.
Trump, en vez de concentrarse en evitar que EEUU siga teniendo más pacientes de coronavirus que la suma de las otras 4 naciones más afectadas del mundo, insiste en seguir patrocinando una guerra comercial y verbal contra China, bloqueos contra países ayudando así a la propagación del virus, y golpes para sacar del poder a la izquierda “bolivariana” o impedir que retorne al poder la izquierda boliviana. No se trata de apoyar a los “socialistas del siglo XXI” sino algo tan sencillo como defender los principios de la democracia y de la soberanía nacional frente a un mandatario que se cree el amo del planeta y que a sus ciudadanos los condena al avance de la pandemia.