Por: Roger Rivero |
En Alemania la tierra del Autobahn, el Sistema federal de carreteras que carece de límite de velocidad en muchas partes, y donde como promedio se transita a unas 88 millas por hora, los autos deportivos son tan comunes como las trampas de velocidad en pueblos de Norte América. Hasta no hace mucho, los germanos poco sabían de uno de los deportivos más conocidos aquí, el Ford Mustang.
El auto comenzó a venderse por primera vez allí el pasado año, y entre salchichas y buenas cervezas, el Mustang ha encontrado sensibles amigos que descubren el “muscle car” americano. El pasado abril, el Ford Mustang por segundo mes consecutivo, calificaba como el deportivo más vendido en toda Alemania…quien lo hubiese imaginado.
No solo en Alemania está en alta demanda el “pony car” de la Ford. El año pasado fue el deportivo de dos puertas de mejor venta en el mundo, 110,000 unidades para ser exactos. En Estados Unidos la historia no ha sido muy diferente. La introducción del Ecoboost el pasado año, expuso al Mustang a un sector de compradores para los que la conservación del medio ambiente, ha primado más que el deseo de pasearse en un deportivo.
La “auto represión” terminó con este motor de solo 4 cilindros y 2.3 litros, que muy bien se ha vendido en el sur de California bajo el sello Ecoboost. ¡Ecologistas quemando gomas! y Ralph Nader presente para que no le cuenten.
A pesar del éxito del Ecoboost, aquí y allende los mares, el Mustang con motor de 8 cilindros sigue siendo “El Rey”. Lo probamos esta semana, y con solo ponerlo en marcha puedes extender simpatía por los fanes del “ronroneo” del V8. Luego de reinventar con éxito su icónico Mustang el pasado año, para el 2016 Ford añade tres nuevos paquetes de opciones, entre ellos el California Special que conducimos, además del esperado Mustang Shelby GT350 y el Shelby GT350R un auto de carrera.
En algunos de estos paquetes se trata de recobrar algo de la nostalgia de los amantes de la tradición, como el curioso detalle de replicar las luces de los indicadores a través de los respiraderos de aire del capó, algo que no se hacía desde 1967.
Hay otras referencias “retro” en el nuevo Mustang, pero no hay dudas que este auto ostenta toda la modernidad que cualquier contemporáneo pueda exhibir. Habiendo probado hace unos meses el Ecoboost, no hay mucho que agregar a la dinámica de manejo. Este es uno de los aspectos donde más se pudiera mejorar en el futuro del auto.
En buenas carreteras (como las que tienen los alemanes) la respuesta es agradable y precisa, pero cuando transitas por lugares donde el pavimento es menos regular, el Mustang te devuelve con demasiada seriedad las asperezas del terreno. En las curvas, el auto ha mejorado mucho su estabilidad, gracias a la incorporación de la suspensión trasera independiente.
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Indisputablemente las diferencias de caballaje hacen distinción. A pesar que el GT es más pesado, esos más de 100 caballos a nuestra disposición (en comparación con el Ecoboost) son los que hacen levantarse el capo unas pulgadas (al menos es lo que parece) cuando vas en tercera y aprietas el acelerador…puro musculo.
Nuestro Mustang GT venia equipado con el nuevo sistema de información y entretenimiento SYNC 3 de Ford. No escondo mi simpatía por el nuevo sistema, que, por suerte, vendrá instalado en todos los nuevos vehículos del fabricante a partir del próximo año. El SYNC 3 es intuitivo, rápido y con una interfaz diseñada con los conductores en mente.
El refinamiento del Mustang es apreciable. Como la joven que va al encuentro con su primer novio, Ford ha puesto empeño en que el debut europeo – ¿mundial? – sea bien aceptado. Los números no mienten.
La explosión ha sido programada. Madurez y refinamiento están pagando dividendos en grande, y es que, con excelente diseño, suficiente confort, apreciable poder y precio razonable -$42,275 en nuestro California Special de prueba- el Mustang es hoy más deseable que muchos de sus competidores.