PANAMÁ (AP) — El exdictador panameño Manuel Antonio Noriega estaba el martes en estado crítico después de sufrir una hemorragia que obligó a una segunda cirugía tras habérsele extirpado un tumor benigno del cerebro en un primer procedimiento.
La segunda intervención culminó al atardecer después de cuatro horas y el abogado de Noriega, Ezra Ángel, informó a la prensa que los médicos lograron detener el sangrado al otrora hombre fuerte del país y lo pasaron nuevamente a una sala de cuidados intensivos.
Dijo que los médicos realizarán más tarde otro examen cerebral al exgeneral de 83 años. “Él está sedado. Su condición es crítica después de una operación (la segunda) a cráneo abierto en menos de ocho horas”, agregó.
El hospital no había dado de momento un reporte oficial. Insistentes llamadas de la AP al departamento de prensa y relaciones públicas del lugar no fueron atendidas.
Hablando en nombre de la familia y a la entrada del hospital, Ángel precisó que tuvieron que inducir al exgeneral a un coma para evitarle complicaciones mayores.
Noriega, de 83 años, fue excarcelado temporalmente el 29 de enero con el fin de que se preparara en casa de una de sus hijas para la intervención quirúrgica, que se había programado inicialmente para el 15 de febrero. Los médicos particulares de Noriega revelaron el tumor cerebral meses después de que fuera repatriado por Francia en diciembre de 2011 y llevado inmediatamente a una cárcel para que cumpliese una condena por el crimen de un opositor.
Los médicos aseguran que esa masa en el cerebro creció inesperadamente en los últimos días y que ponía en peligro la vida del exgeneral, que sufrió otras afecciones vasculares anteriormente y se desplaza en silla de ruedas.
Noriega controló con mano dura el país entre 1983 y hasta su expulsión por la invasión de Estados Unidos el 20 de diciembre de 1989 tras caer en desgracia por acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero, que a la postre lo llevaron a condenas de prisión por esos delitos en ese país y Francia, respectivamente.
Su caída marcó el fin del régimen militar panameño de 21 años.
Durante su larga reclusión en el extranjero (1990-2011), Noriega fue condenado en ausencia en Panamá por al menos tres asesinatos, entre ellos la decapitación del médico-guerrillero Hugo Spadafora en 1985, caso por el que Francia accedió a repatriarlo. El otrora jefe de los organismos de inteligencia del régimen militar enfrenta un par de procesos más por crímenes de otros opositores.
El actual presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, consultado sobre la operación de Noriega, dijo que espera que el exgeneral ayude a que el país conozca la verdad de las personas desaparecidas durante la era castrense. Un informe de una Comisión de la Verdad documentó a inicios de la década del 2000 un total de 110 casos de asesinatos y desaparecidos en esa etapa (1968-1989).
Para Varela, conocer la verdad en boca de Noriega permitiría que las familias que perdieron a sus seres queridos puedan “liberarse”, cerrar ese capítulo y avanzar en el país.