Tal y como siempre fui de esa opinión, el caso es que, desde aquellos días en los que el oropel de las criptos se encontraba en su rutilante apogeo y, por demás, cuando particularmente, el bitcoin alcanzó una cotización de sesenta mil dólares por unidad, mucho me temí por entonces que, el cenit de su esplendor, caería de bruces y con estrépito.
Y, no creí en esa instancia como lo creo hoy que, las ponderaciones de las que fueron objeto esas monedas virtuales, era del todo imposible que, subsistieran, en homenaje por cierto a las enormes facilidades que dicho sistema circulatorio, ofrecía, por sobre otros, al lavado de activos.
Que, luego extendió sus redes a ítems más peligrosos como el pago de rescates por secuestros extorsivos y, por cierto, al incremento de multimillonarias transacciones en lo profundo del narcotráfico.
Sin perjuicio de haber resultado como un valiosísimo estimulante, tanto para la elusión como la evasión de tributos.
Deviniendo tantas contrariedades para la vida en Sociedad como una suerte de enervante en aras de cristalizar más anarquía colectiva de la que ya existe, sin necesidad de recibir estos afrodisíacos financieros.
No estoy en posición para establecer algun tipo de conexidad cierta y palpable, entre esa fulgurancia alcista de esas monedas virtuales y, las políticas recientes de la FED; esas de tasas 0, hasta unos meses atrás.
Pero creo, sin poder ponderarlo adecuadamente que, hay un vínculo en alguna parte y que, en muchísimo coadyuvó a la erección repentina y súbita de estos neo multimillonarios, de los que, el del epígrafe sea, tal vez el más adecuado simbolismo.
Por cuanto este sujeto fue ungido sin límite en esos préstamos en gratuidad que recibió oportunamente del anciano Tio Sam, solo para que diese riendas sueltas a sus travesuras, entre las que la compra de Twitter será finalmente, su epitafio.
Sobremanera por el infantilismo, con el que maneja a su arbitrio, a quien suspende o suprime de sus cuentas y que, en el paralelo, le confirió a los industriales chinos, del suficiente lapso para que, una semana atrás, hayan lanzado la versión eléctrica de nuevos automóviles y, sin los defectos fabriles que presentaron los de Tesla y además con el aditado de un precio de mercado mucho más accesible.
Atravesamos momentos de una máxima atonicidad y desconcierto, en los que, muy posiblemente, los quebrantos masivos de las grandes industrias, están posicionados y en expectativa de comenzar masivamente.
Y, para cuando esa altísima torre de naipes caiga por mero efecto de la gravedad física, serán, este, junto a Bezos y Dimon, quienes junto a muchos más, se irán por el drenaje, dejando el episodio en 2008, de Lehman Brothers como una simple anécdota.
Porque, si tales desmoronamientos conocen la luz, como de seguro acontecerá, será Wall Street el que resultará en pronunciada depreciación con los pre mencionados.
Que, no es ya ningún secreto a voces, sino algo demasiado previsible, pese a los denodados esfuerzos de Powell, por detener una estampida que se sitúa a la vuelta de su esquina.
Fundamentalmente, en virtud a que, esta USA, no atina a crear de estas indelebles cenizas, una política agresiva para detener la irrupción del entente Moscú-Beijing, tomando para acreditarlo adecuadamente un simple y laxo detalle.
Que, esencialmente toma cuerpo a poco de vislumbrar que, estos misiles Patriot, son los que, polvorientos, están a punto de embarcarse con destino a la ya derruida Ucrania.
Si por unos instantes tan solo, formulamos un repaso, deduciremos sin esfuerzo ninguno que, este tipo de armas son las mismas que hace treinta años le entregó la CIA a los entonces Rebeldes Muyahidines Afganos para expulsar de su territorio a la, por aquel tiempo decadente y exánime URSS.
De tal forma que, con este comparativo, cualquier iniciado puede decodificar que, el coco que estos EE. UU. intentan vanamente introducir como elemento disuasorio, al fin de cuentas no es más que, una balandronada, tibia y efectista, solo eso.
Y, si adicionamos que el sesenta por ciento de la flota de superficie de esta Navy, estaa barrenada en los puertos de Norfolk, Pearl, San Diego, Pensacola y Key West, entre muchos más, tendremos una somera idea del estado de vulnerabilidad en el que, todo el Occidente se encuentra para enfrentar el expansionismo ruso-chino.
Obedeciendo el notorio y exponencial declive de los índices acumulativos del Standard & Poors del año que ya culmina, como uno de los mecanismos que no se pueden maquillar con más emisionismo descontrolado del que, la UE, es una modesta imitadora.
Por todo ello que, lo sumemos o no, es intrascendente, nada me conduce a otro horizonte que, deducir…
ELON MUSK ¿EL PRÓXIMO BANKMAN FRIED?. Cordialmente Carlos Belgrano.-