El Septeto Santiaguero, una pequeña formación cubana que suena como una orquesta y cuyos instrumentos, exceptuando el contrabajo, caben en una maleta, se propone conquistar el público estadounidense este verano con su música de “sabor añejo” y a la vez “contagiosa”.
Los músicos de Santiago, la segunda ciudad de Cuba, han presentado ya en siete ciudades estadounidenses su disco “Raíz” y les quedan otras tantas, empezando por Chicago, donde se presentan este fin de semana, y terminando en California el día 12.
Cleveland, Filadelfia, Washington DC, Brooklyn, Newark, New York y Lowell (MA) ya han bailado con un repertorio que pretende “no olvidar nada de nuestra música”, según dice el director y tresista Fernando Dewar en una entrevista telefónica con Efe.
“Aunque comunicándonos bastante poco en inglés, la gente ha reaccionado bien. Nos aceptan pero hay que decir que en casi todos los escenarios hemos contado con un público mixto, norteamericano y latino en general, y por supuesto de cubanos que hay por ahí”, refiere el director.
Luego de triunfar en Europa y llevándose a casa en 2015 un Grammy Latino de Música Tradicional por “No quiero llanto: Tributo a Los Compadres”, a Dewar y a su equipo les faltaba la experiencia del mercado estadounidense, para el cual “ficharon” en el Global Fest de enero pasado en Nueva York y en mayo en el Jazz & Heritage Festival, de New Orleans.
“Nuestra música es contagiosa. El gran abanico de temas que traemos le da a la gente bagaje auditivo y nos entienden. Hemos visto hasta ‘ruedas de casino'”, señala.
Dewar se refiere a un baile cubano en el que pueden intervenir hasta 15 o 20 parejas en forma de círculo, y que se puede apreciar en el vídeo clip “La meneadera”, del propio Septeto.
“Esto funciona ahora en Europa. Incentivar la ‘rueda de casino’ es una manera de acercarnos a la juventud, y diría más: se trata de un movimiento que hay ahora en el mundo, sobre todo en Europa”.
Con sabor añejo, pero presentado en vivo con coreografías de “mucho movimiento y actualidad”, “Raíz”, el noveno álbum de la agrupación, abarca boleros, guarachas, sones, changüí (una variante guantanamera del son), danzones y trova.
Por tener, “Raíz” tiene hasta un ángulo jazzístico.
“Es la primera vez que interactuamos con este mundo y en “Raíz” lo hacemos con la colaboración de grandes estrellas del jazz como Nicholas Payton (trompetista) y Arturo O’Farrill (pianista)”, resalta Alden González, el relaciones públicas del Septeto.
Luego de 22 años de carrera y de actuar en escenarios de más de 40 países, el Septeto Santiaguero consiguió que la disquera estatal cubana EGREM editará “su “Raíz”, que en Estados Unidos es distribuido por Los Canarios Music, empresa del conocido intérprete dominicano José Alberto El Canario.
Tras presentarlo en La Habana, el segundo lanzamiento oficial del disco fue en el Joe’s Pub de Nueva York el 28 de julio último.
El disco incluye interpretaciones del salsero panameño Rubén Blades, del vocalista líder del Gran Combo de Puerto Rico, Charlie Aponte, y de la voz principal de la legendaria Vieja Trova Santiaguera, Reinaldo Creagh, fallecido hace dos años.
En “Raíz” está su última grabación. Su voz cierra el disco con el bolero “En falso”.
La pregunta que salta a la vista es cómo almacenar tantas líneas en un proyecto que no ha dejado fuera a autores cubanos que van desde Pepe Sánchez, pasando por Sindo Garay, Arsenio Rodríguez y Ñico Saquito, hasta Juan Formell, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
“Por supuesto que en 11 surcos no cabían y por eso hicimos 16. No es un estándar para un disco pero tampoco resulta escandaloso”, comenta Dewar desde Chicago.
El tresista de 51 años lucha contra la idea de que los septetos (en la actualidad el Santiaguero es un octeto), representan el pasado.
“Buscamos un sonido potable para aquellos que cuando escuchan la palabra ‘septeto’ piensan en música tranquila, de viejitos. Queremos cambiar esa idea”, puntualiza Dewar.
“No somos un formato limitado, aunque usemos instrumentos sencillos”, asevera el director. “El secreto de todo esto está siempre en volver a la raíz”, concluye.