El Papa Francisco ha apelado a la hospitalidad de todos los cristianos con los migrantes frente a algunos gobernantes que los ven como “una amenaza”, durante la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro. Así, el Pontífice ha recalcado que hoy el mar en que naufragó Pablo y sus compañeros de viaje es un lugar “peligroso para la vida de otros navegantes”.
Concretamente, les ha instado a trabajar juntos para mostrar “el amor de Dios” a hombres y mujeres de todo el mundo “que afrontan viajes riesgosos” para escapar de la violencia, de la guerra, de la pobreza, y a los que muchas veces “no los dejan desembarcar en los puertos”, siendo, además, “explotados por traficantes criminales”, “tratados como números” y vistos como “una amenaza” por algunos gobernantes.
Así, ha asegurado que los cristianos pueden y deben dar testimonio de que “no sólo hay hostilidad e indiferencia sino que cada persona es preciosa para Dios y amada por Él”.
HOSPITALIDAD ECUMÉNICA
Francisco ha dedicado su alocución a la hospitalidad ecuménica en la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos y ha recalcado que “las divisiones que aún existen” impiden ser plenamente “el signo del amor de Dios”. “Trabajar juntos para vivir la hospitalidad ecuménica y en modo especial hacia aquellos cuyas vidas son más vulnerables, nos hará a todos, a todos los cristianos -protestantes , ortodoxos, católicos, a todos los cristianos- mejores seres humanos, mejores discípulos y un pueblo cristiano más unido. Nos acercará a la unidad, que es la voluntad de Dios para nosotros””, ha asegurado.
Así, uniendo ambas temáticas, al finalizar la catequesis en su saludo a los fieles de lengua española, el Papa ha llamado a rogar al Señor “por todos cuantos sufren en el mar tempestuoso del desarraigo y el abandono”, y a comprometerse a trabajar juntos, “pidiendo al Señor el don de la unidad, de modo que como cristianos” se testimonie “el amor premuroso de Dios por cada persona”.
Precisamente, el Papa ha recalcado que acoger a los cristianos de otra tradición significa, en primer lugar, mostrar el amor de Dios. Así ha reflexionado sobre el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que habla de la hospitalidad reservada por los habitantes de Malta a San Pablo y a sus compañeros de viaje, náufragos con él.
Los apóstoles, tal y como ha señalado, recibieron “el testimonio de la ‘rara humanidad’ de los habitantes de la isla de Malta”. Para el Pontífice, estas personas manifestaron el amor de Dios en actos concretos de gentileza. “De hecho, la hospitalidad espontánea y los gestos atentos comunican algo del amor de Dios”, ha añadido.
En este sentido, ha destacado que “la hospitalidad es importante” pues significa ante todo “reconocer que los otros cristianos son verdaderamente hermanos y hermanas en Cristo”. También ha remarcado que la hospitalidad “es una importante virtud ecuménica”, y requiere “la voluntad de escuchar a otros”. Además, implica “el deseo de conocer la experiencia que otros cristianos tienen de Dios y la espera de recibir los dones espirituales que derivan”.
Por eso, ha llamado a estar disponibles y abiertos, con el deseo de conocer su experiencia de fe, para verse enriquecidos por ese “don espiritual”.
