La inocultable circunstancia que los latinos carecen de consignas superadoras, sobremanera en lo ideológico, a partir del colapso y la inhumación del modelo dador de pobreza extremacastrista, antigua hojarasca de los movimientos más afines a una izquierda que, navega hoy en las turbulentas aguas de su renacimiento, a fuer de la brutal ausencia de un modelo de la derecha que, los motive a levantar esas banderas, desde hace unos cuantos años, bueno, nada encontraron más óptimo que, exhumar el indigenismo peticionante, como la forma más aglutinante y afín de un objetivo común en toda esa deprimida e irrecuperable región.
Ahora bien, si nos detenemos unos instantes en la lógica aplicada, veremos después de algunos ejemplos, la bizarría de esas absurdas consignas.Y cualesquiera de nosotros podremos arribar a esa idéntica conclusión, con apenas echar mano a algunos ejemplos chequeadores que, esa irracionalidad carece, entre muchos otros aspectos de, vamos, una mínima y recóndita seriedad objetiva.
Por lo que, obviamente en un plano virtual, los invito a que abandonemos la territorialidad de esos ardientes clamores, para trasladarnos sucintamente, por ejemplo a la cercana New York, y la sazón, hacia la Isla de Manhattan, antiguo asentamiento dede otros indígenas que habitaron esos lares, en todo el período pre colombino.
Allí, las poblaciones predominantes tenían pertenencia a los “pieles rojas” Wappinger, a quienes los primeros adelantados y descubridores holandeses, al fundar sus primeras colonias en las riberas del Hudson, les adquirieron esos dominios a esos mismos indios nativos, por el irrisorio precio de sesenta florines -ergo, veinticinco dólares al cambio de la época.
Y asumiendo ello como un irrefutable hecho histórico, supongamos que por vía de algo, incluso mucho más allá de lo risible, los descendientes de esos nativos, se nucleasen ahora detrás de una gesta revisionista y, le exigieran al Tío Sam, bueno, la restitución material y soberana de toda esa región – la más rica del universo, inmobiliariamente hablando-, en virtud al, por demás, irrisorio valuativo de aquella primigenia transacción.
Infiero que, de presentarse esa suerte de sainete, todos los neoyorquinos, descuento, se destornillarían de risa, y nadie podría culparlos por ello.
Bien, algo similar acontecería si los actuales iraquíes, cuyos directos ancestros fueron, caldeos, sumerios y acadios, le reclamasen algo de ese reivindicativo estilo a los distintos ejércitos que los conquistaron, desde los albores de la Humanidad, setenta siglos antes de la Era Cristiana.Creo que, dos simples ejemplos, son lo suficientemente autónomos, al menos para semblantear a este mamarracho contestatario de estas enardecidas comunidades mapuches, quechuas, incas, y las más norteñas aztecas, respecto de esta especie de idolatría que hacen flamear sobre sus inalienables ¿derechos?.
Quizás por ello, cuando reparo en estos cliches, advierto hasta que demencial estadío ha trepado ese otro mote tan reptante deRepúblicas Plurinacionales, cómo las que agita la indiada de Chile, Bolivia y Perú que, ya se está diseminando como yesca entre todos los países sud y centroamericanos, con más, cuanto debemos de fumarnos lo de estos inconexos mexicanos, con sus insistencias que, en relación a este ítem, impetran a los españoles y clérigos de la Iglesia Vaticana.
Y estos dos últimos, también carentes de una tan alarmante poca de imaginación, cierran sus discursos sin respuestas, en vez de invitar a tantos quejosos a que pergeñen la simple ecuación que, desde que este Plano es lo que vemos, el Hombre a lo largo y tan extenso de la Historia Universal, ha conquistado a su vecino, lo sojuzgó, masacró, violó a sus mujeres, esclavizó, robó sus cosechas, su cultura, sus Dioses, para luego, extinguirlo.
Y, es entonces cuando no puedo refrenar una pregunta en abstracto que, me formulo a mí mismo; esta es, ¿porqué en América debería de ser diferente?.
Detectando en esa sinrazón, ni más ni menos que, un desbordante alud de ignorancia e incultura que gobierna a ese condenado y sumergido Sur.Al que, debemos de asignar tanto analfabetismo, pobreza extrema, corrupción y facilismos ataviados de fictos reclamos ancestrales.Todo lo cual, al menos en lo personal, me conduce a etiquetar así…
EL ONANISMO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS LATINOAMERICANOS.