El Abierto de Tenis de Miami inició hoy oficialmente la transición del torneo desde su histórica localización, en Cayo Vizcaíno, al Estadio Hard Rock, donde a partir de 2019 están convencidos en “crear nuevos recuerdos” que dejen a un lado la nostalgia de más de tres décadas en Crandon Park.
Con el triple de superficie disponible, Stephen Ross, propietario de los Miami Dolphins y del estadio, la tenista Serena Williams, el director del torneo, James Blake, y Mark Shapiro, presidente de la compañía IMG, dueña del torneo, inauguraron hoy las obras de las futuras instalaciones.
Habrá un incremento de 7.000 asientos, más de 32.000 en total, así como 9 pistas más, para un total de 30, y las instalaciones para los jugadores, como vestuarios o gimnasios, doblarán la capacidad.
“No sé si será más especial aquí. En Cayo Vizcaíno pasamos unos momentos maravillosos, instantes icónicos, a lo largo de 30 años, pero aquí crearemos nuevos recuerdos, pasaremos momentos increíbles en este estadio”, aseguró Serena Williams, ocho veces ganadora del Abierto de Miami e inversora desde 2009 de los Dolphins, el equipo de fútbol americano de la ciudad.
Su propietario, Stephen Ross, cuya inversión “hizo posible que el Abierto se quedara en Miami”, dijo que Williams puede ser la primera persona en ganar un torneo “del que es propietaria”, en referencia a la jugadora, que considera este estadio como su “casa”.
En un acto en el mismo Hard Rock, Serena confesó que cuando Ross le comentó la idea de albergar el torneo en su estadio pensó que estaba “loco”.
“Stephen es un visionario, pero le dije que no podríamos hacerlo. Se me rompió el corazón cuando supe que íbamos a perder el torneo en Miami, lo veía imposible”, afirmó la jugadora criada en el sur de Florida, que ahora celebra “que escuchasen” al magnate.
Ross, que firmó un acuerdo con IMG por 30 años y una inversión de 16 millones de dólares, aseguró que quiere “crear algo único en el deporte” y darle a la gente “una experiencia nueva”.
De este modo, la presente edición del torneo, que se inicia este martes, será la última que se celebre en Cayo Vizcaíno, para pasar a hacerlo en el interior de un estadio de fútbol y en sus inmediaciones, un hecho que la 23 veces ganadora de un Grand Slam calificó de una “experiencia única en el deporte”.
Shapiro confesó que no querían abandonar Cayo Vizcaíno y señaló que “hicieron lo posible para permanecer en Miami”, donde el torneo deja un impacto económico de 386 millones de dólares cada año.
Para solucionar los problemas de espacio en las instalaciones de Crandon Park, el condado de Miami-Dade y el torneo llegaron a un acuerdo el pasado 20 de diciembre para trasladarse al estadio de los Dolphins, tras años de controversia y la disputa por una deuda millonaria a la región floridana.
Por su parte, el exjugador James Blake, nuevo director del torneo, aseguró que quieren hacer “el mejor torneo de tenis del mundo”, aunque reconoció que “será un poco nostálgico”.
“Como todos los cambios, siempre habrá gente que eche de menos cosas, es una atmósfera especial en Cayo Vizcaíno”, reconoció Blake.
Destacó memorias como la victoria de Marcelo Ríos ante André Agassi en 1998, que le sirvió al chileno para ser el primer latinoamericano en encabezar el ránking mundial, o la primera final entre las hermanas Williams, en 1999.
Dos décadas después, el director del torneo espera crear “sus propias tradiciones e historia”, en un estadio donde “espera ver ganar a Serena muchas veces más”. efe
Mar Vila