Por Homero Luciano |
El tema del doble, de ese “Otro Yo” encerrado en nuestra psiquis, ha sido tratado con frecuencia en la literatura. Se ha dicho siempre que el mito del doble, supera el campo de la ficción literaria y se inscribe también en el campo de la psicología, el psicoanálisis, y la filosofía. Muchos han sido los estudios en ese sentido.
Cada individuo, según Freud, siente un «yo» íntimo, separado y distinto, y que algunos escritores siente la necesidad de entrar en esa catarsis, logrando así dar riendas sueltas a ese otro, que es la sombra y que en la mayoría de los casos no se devela y regularmente se trata de ocultar.
Oscar Wilde, dejó una gran obra literaria, pero “El Retrato de Dorian Gray”, es su única novela. En ella nos presenta a un desvergonzado hedonista, que toma al pie de la letra el concejo de que; “lo único que vale la pena en la vida es la belleza, y la satisfacción de los sentidos”. Es esencia Dorian un sujeto superficial y vano.
Esta novela, es una de las últimas obras clásicas de terror gótico, con una fuerte temática faustiana, cuya publicación en su época causo gran controversia, y es considerada en la actualidad como una de los clásicos modernos de la literatura occidental. Varias veces con relativo acierto se ha llevado al cine.
Wilde nos confiesa, que los personajes que interactúan en su obra, son de diferentes formas reflejos de sí mismo, que cada uno de ellos es lo que él creía ser, que Lord Henry era lo que el mundo pensaba de él, y Dorian lo que le gustaría ser en otras edades. Ante esta confesión, se infiere entonces que Dorian Gray fue su verdadero retrato. Un joven apuesto que cambio su alma al diablo por su eterna juventud.
La vida de Wilde fue sumamente turbulenta. Dijo una vez que: “Escribí cuando no conocía la vida. Ahora que entiendo su significado, ya no tengo que escribir. La vida no puede escribirse; sólo puede vivirse”. Fue acusado de sodomía. Se le declaró culpable en un juicio celebrado en mayo de 1895, y condenado a dos años de trabajos forzados. Salió de la prisión arruinado material y espiritualmente.
Murió en Paris el 30 de noviembre de 1900 a causa de un ataque de meningitis. El 3 de diciembre de 1900 se celebró su entierro. Su epitafio fue breve: “Después que yo hablaba, ellos no replicaban, mis palabras eran como gotas de rocío sobre ellos” (Job 29:22). El 20 de julio de 1909, sus restos se trasladaron al cementerio Père-Lachaise de París, donde hoy todavía reposan. Doran Gray y Oscar Wilde, una especie de “homoplasia” digna de analizar y estudiar.
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Dr. Apolinar Fco. (Homero) Luciano
Presidente Organización Latino-Americana de Asistencia Social (OLAS)
https://www.olasonline.org