En medio de las preocupaciones gubernamentales sobre la infraestructura escolar, la realidad demográfica de Puerto Rico clama por atención inmediata. A pesar de los esfuerzos centrados en la construcción y reparación de edificios escolares, han transcurrido cuatro años y persisten notables retrasos. Sin embargo, la verdadera emergencia radica en los indicadores demográficos que señalan una significativa disminución en la cantidad de estudiantes de escuela primaria en comparación con los niveles superiores.
La baja tasa de natalidad está modelando el futuro de la educación pública en la isla. Este declive poblacional tiene consecuencias directas en la matrícula escolar y exige una transformación inmediata en el enfoque educativo. Es crucial revisar y adaptar los currículos para alinearse con las demandas del siglo XXI y abordar la creciente tendencia de homeschooling y educación a distancia.
Es fundamental reconocer que la inversión en infraestructura escolar no se limita a edificios físicos, sino que debe abarcar la infraestructura de internet. ¿Es realmente necesario un exceso de intermediarios para proporcionar servicios de internet robustos y rápidos? ¿Por qué persiste la dependencia de fotocopiadoras y papel en la era digital?
La desconexión entre la infraestructura interna de las escuelas y la infraestructura externa de internet es evidente. El micromanejo y control de la información que ingresa a las escuelas no es necesario. No se ha comprendido que la tecnología es para crear y desarrollar contenido, no solo para consumir videos y lecciones de compañías comerciales que carecen de relevancia en Puerto Rico. La integración eficiente de la tecnología en las escuelas públicas ha sido obstaculizada debido a la falta de señal de internet en cada salón de clases y la deficiencia en la infraestructura y equipos. Quienes afirman que hay acceso robusto a internet en cada salón de clases para dar acceso a cada estudiante están mintiendo. Aunque el gobierno federal ha destinado millones de dólares para garantizar el acceso eficiente a internet para cada estudiante, esta situación aún no se ha materializado en las escuelas. Esto se debe a un sistema tecnológico dislocado y centralizado de manera burocrática que no satisface las necesidades reales. Las partes importantes gastan millones en la creación de oficinas, pero no brindan un apoyo real a las escuelas.
La necesidad de un sistema nuevo, integrado y automatizado se vuelve apremiante para mejorar el acceso a Internet y, por ende, maximizar el rendimiento académico de los estudiantes. El modelo actual es dislocado, con una falta de claridad sobre quién es responsable de cada componente, cuánto tiempo lleva resolver los problemas y cuánto cuesta abordar las situaciones diarias que impiden el acceso a la red cibernética.
La urgencia de dotar a cada aula de acceso a Internet suficiente es imperativa. Esto va más allá de simplemente proporcionar tecnología; implica la creación de un sistema integrado que permita a los estudiantes producir contenido, participar en laboratorios virtuales, desarrollar habilidades de comunicación a través de podcasts y videos, e investigar utilizando recursos globales.
Es hora de un cambio radical, otorgando control total a cada escuela para desarrollar su tecnología educativa. Esto incluye la gestión de equipos, sistemas operativos, adquisición de computadoras y mantenimiento, en colaboración con especialistas en tecnología. Mientras el mundo avanza hacia la digitalización, Puerto Rico persiste en procesos basados en papel. Mientras otras escuelas del mundo abandonan la burocracia, Puerto Rico gasta millones en procesos administrativos innecesarios que podrían automatizarse para mejorar el rendimiento académico.
Aunque se están preparando maestros para que se especialicen en tecnología, la infraestructura para una verdadera transformación tecnológica educativa aún no ha sido implementada. La transformación es esencial; la educación de Puerto Rico debe evolucionar al ritmo de la era digital para preparar a las generaciones futuras y cerrar la brecha tecnológica que actualmente afecta a los estudiantes. El tiempo apremia, y es responsabilidad del gobierno actuar con rapidez y visión hacia el futuro.