“Muchas veces es valor el conservar la vida.” Lucio Anneo Séneca
La epidemia desconocida de los suicidios son muertes evitables, nos dicen, por eso el impacto en el entorno de los fallecidos es tan devastador y con la pandemia del COVID-19 que golpea al mundo en algunas partes la tercera o cuarta ola, como país que tiene una situación muy frágil de su población en lo que respecta a su salud mental, por lo que es probable que en estas semanas y en las posteriores a la crisis, se incremente el número de personas que viven con ansiedad, depresión y también, tristemente, el número de personas que intenten suicidarse o que logren cometer suicidios.
La depresión está en aumento a nivel mundial de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se trata de una enfermedad mucho más frecuente de lo que pensamos, y alrededor del mundo afecta a más de 300 millones de personas, en mayor proporción a mujeres que a hombres.
Además, se trata de la principal causa de discapacidad a nivel mundial, las variaciones que provoca en el estado de ánimo y en las emociones de las personas, pueden llevarla a convertirse en un problema de gravedad, alterando sus actividades y rutinas. Sin embargo, más de la mitad de las personas con problemas de depresión no reciben tratamiento alguno.
Aunque sus síntomas se presentan en diferentes niveles, si este padecimiento no se atiende, en los casos más graves, puede llevar a las personas al suicidio. Según la OMS, “cada año se suicidan cerca de 800 000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años”.
De acuerdo con la ONU, la depresión se puede clasificar en:
Trastorno depresivo recurrente. Episodios repetidos de depresión, con bajo estado de ánimo, pérdida de interés, de la capacidad de disfrutar y reducción de la energía. Pueden tener ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito. Puede ser leve, moderada o grave. En el caso más grave, realizan actividades sociales con mucha dificultad.
Trastorno afectivo bipolar. Existen intervalos de episodios maníacos (irritación, hiperactividad) y depresivos, intercalados con con un estado de ánimo normal.
La depresión puede ser resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos, y es importante saber que el tratamiento varía según su intensidad. Entre ellos se encuentran los tratamientos psicológicos individuales o en grupo, terapias cognitivas conductuales y psicoterapias interpersonales. Tras un diagnóstico adecuado, se pueden prescribir medicamentos antidepresivos, sin embargo, los profesionales de la salud deben tener siempre en cuenta sus posibles efectos adversos.
Los antidepresivos pueden ser eficaces en la depresión moderada a grave, pero no son el tratamiento de elección en los casos leves, y no se deben utilizar para tratar la depresión en niños ni como tratamiento de primera línea en adolescentes, en los que hay que utilizarlos con cautela.
La prevención del suicidio, centrado en cuatro estrategias:
- limitar el acceso a los medios de suicidio, como plaguicidas muy peligrosos y armas de fuego;
- formar a los medios de comunicación para que difundan de forma responsable noticias sobre suicidios;
- fomentar entre los adolescentes las competencias socioemocionales para la vida; y
- detectar tempranamente, evaluar, gestionar y hacer seguimiento de las personas con pensamientos y comportamientos suicidas.
Prohibir los plaguicidas más peligrosos: una intervención de gran efecto
Dado que, según las estimaciones, la intoxicación por plaguicidas causa el 20% de todos los suicidios, y que las prohibiciones nacionales de plaguicidas muy peligrosos con toxicidad aguda han demostrado ser costos eficaces, la OMS recomienda tales prohibiciones. Otras medidas son: restringir el acceso a armas de fuego, reducir el número de comprimidos en las cajas de medicamentos e instalar barreras en los sitios desde los que se pueda saltar.
Difusión responsable de noticias en los medios de comunicación
La guía pone de relieve la función que los medios de comunicación desempeñan en relación con el suicidio. Las noticias de los medios de comunicación sobre suicidios pueden provocar un aumento de suicidios por imitación, especialmente si la noticia se refiere a una personalidad famosa o describe el método de suicidio.
En la nueva guía se recomienda hacer seguimiento de la praxis de difusión de noticias sobre suicidios y se sugiere contrarrestar dichas noticias con reportajes sobre el restablecimiento satisfactorio de personas con problemas de salud mental o con pensamientos suicidas. También se recomienda colaborar con las redes sociales para que sean más conscientes del problema y mejoren sus protocolos para detectar y eliminar contenidos perjudiciales.
Apoyo para adolescentes
La adolescencia (de 10 a 19 años) es un periodo crucial para la adquisición de competencias socioemocionales, especialmente teniendo en cuenta que la mitad de los trastornos de salud mental se manifiestan antes de los 14 años.
En la guía LIVE LIFE se alientan medidas como el fomento de la salud mental y los programas de prevención del acoso, enlaces a servicios de apoyo y protocolos claros para las personas que trabajan en escuelas y universidades cuando se detecta el riesgo de suicidio.
Detección temprana y seguimiento de personas en riesgo
La detección temprana, evaluación, gestión y seguimiento se aplican a las personas que han intentado suicidarse o que se percibe que están en riesgo. Un intento de suicidio previo es uno de los factores de riesgo más importantes para un futuro suicidio.
Los trabajadores de la salud deberían recibir formación específica para la detección temprana, evaluación, gestión y seguimiento. Los grupos de supervivientes o de personas que han perdido a un ser querido por suicidio pueden complementar el apoyo de los servicios de salud.
Más de 700 000 personas pierden la vida por suicidio cada año. El mundo no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción de suicidios para 2030.
La OMS aboga por que los países tomen medidas para prevenir el suicidio, idealmente a través de una estrategia nacional integral de prevención del suicidio. Los gobiernos y las comunidades pueden contribuir a la prevención del suicidio implementando LIVE LIFE, el enfoque de la OMS para iniciar la prevención del suicidio, de modo que los países puedan aprovecharlo para desarrollar una estrategia nacional integral de prevención del suicidio.
La guía es para todos los países, con o sin una estrategia nacional de prevención del suicidio; puntos focales nacionales o locales para la prevención del suicidio, la salud mental, el alcohol o las ENT; y partes interesadas de la comunidad con intereses creados o que ya estén comprometidos en la implementación de actividades de prevención del suicidio.
Si bien todos los gobiernos deberían marcarse el objetivo de elaborar una estrategia nacional integral de prevención del suicidio, declaró la Dra. Alexandra Fleischmann, experta de la Organización Mundial de la Salud en prevención de suicidios, empezar la prevención del suicidio por las intervenciones de LIVE LIFE puede salvar vidas y prevenir el dolor en que quedan sumidas las personas que pierden a un ser querido.
Asimismo, para la OMS también debería haber servicios de ayuda en casos de emergencia para prestar apoyo inmediato a personas en situación de sufrimiento agudo.
“Aquel Dios que manda en nuestro íntimo ser, nos prohíbe partir de este mundo sin su consentimiento.” Cicerón
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Presidenta del Congreso Hispanoamericano de Prensa, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.