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Conversaciones con la Diáspora.
Los logros de la vida empresarial se miden por los procesos y no por los títulos o los fondos en una cuenta bancaria. Y a veces no tener un plan, es el mejor de los planes.
Con tan solo el orgullo en la mano, y el apoyo de la familia, Armida confirma lo que todos reconocemos cuando estamos en baja: el apoyo de la familia trasciende fronteras. La sociedad y el inventario del negocio valían lo mismo. Las nubes se retractan y su padre presente nueva vez, le extiende la idea de hacer a su hermano participe del ensayo.
Su hermano, quien considera ser el mejor técnico en la ciudad, la acompaña en el nuevo afán. Sin tener la menor idea de cómo bregar con electrodomésticos. Sin embargo, es el quien intuitivamente identifica la joya del negocio. Su hermano deja su trabajo para ayudarla a echar esa experiencia hacia adelante. Se adentra, se educa y con el tiempo, más que socio, es su mayor sostén. Pero en vez de concentrarse en la venta per se, se enfocan en dar clases del oficio, por la escasez de técnicos en el momento. Extienden sus enseñanzas a los fines de semana, a aquellos interesados en aprender una carrera técnica. Un cliente y admirador de su empeño, Juan Tavares, resulta ser su primer estudiante y con el tiempo, un sostén capaz de dejar su trabajo para ayudarla a echar esa experiencia hacia adelante.
Triple A Plaza prontamente se convierte en el negocio de Reparación de Electrodomésticos y Distribuidores de Piezas mas importante de la Gran Manzana. Pero no sin antes recibir otras pruebas. Buscando mayor eficiencia y retorno, pasan de Queens al Bronx , lo que ella consideraba un movimiento desafortunado para el negocio, pudo ser superado gracias a la nobleza del propietario del edificio, quien la libera del contrato, entendiendo que le está yendo muy mal en la nueva localidad. Armida de la experiencia de Queens y el fallido intento del Bronx, se ve con la única opción que le queda, batallar desde el búnker de su hogar. Acepta la retaguardia y recurre a la humilde cobija de la cochera de su casa en Yonkers. Y el negocio para sorpresa de ella y los técnicos del equipo de ocho, se transforma en una entidad eficiente, ágil y mucho más impactante que el concepto original. Todos estos procesos vividos fueron la apertura al crecimiento de la empresa, la cual no es solo patrimonio para sus hijos sino también es una fuente de trabajo para otras familias. Triple A Plaza es un suplidor logístico de especializados en reparación de los aires acondicionados, lavadoras de platos, neveras, estufas y demás, para las administraciones de edificios de apartamentos de todo New York.
Con el pasar del tiempo entiende que los errores y la eventualidad, son parte de la evolución de toda idea. Y paga sus sacrificios con orgullo hacia adelante, comprometiéndose en el 2008, con aporte a favor de dos estudiantes de honor de origen latino del Lincoln High School, vía la Asociación de Profesionales Hispanos de Yonkers y que, a su vez, lleva el nombre de su Papá (José Elías Peña Scholarship). Ese mismo año se crea una fundación desde donde ha hecho misiones llevando música, fiesta y galas para recaudar fondos para ancianos. La fundación José Elías Peña, la cual lleva también el nombre de su Papá, es el sostén en todo lo que implica movilidad y aseo, para 50 ancianos en República Dominicana. Desde pampers a silla de ruedas. Desde bastones a caminadores.
Armida no es una mujer de sentarse en sus laureles a contar su historia, ella aun la está escribiendo. Confirma que sus académicamente exitosos hijos, ayudan a cambiar la mentalidad de que en Nueva York solo se crían delincuentes. Amir es Ingeniero en sistemas para la banca. Ahmed es un ingeniero geo-espacial. Y Laura quien fuera estudiante del año y reconocida por el Senado, goza de los beneficios de una beca en New York University.
Su nuevo emprendimiento es LIDERNET, una plataforma para jóvenes emprendedores, la cual dispone de mentores profesionales para estos. Fruto de su experiencia, acepta que el camino hubiera sido menos tormentoso si hubiera tenido guías financieros y de marketing.
Armida, la fiel amiga que aún guarda amistad estrecha con sus hermanas de la Salesiana añora volver a los momentos de su niñez para revivir por un instante más, esos días en el salón de su tía, en el almacén de su papi y los cálidos brazos de su mamá. Agradeciendo a la vez, las lecciones que estos le dieron, junto al apoyo de sus hermanos y cuñadas.
Cuando le pregunto si además de regresar en recuerdo, ¿piensas volver a la isla y sus campos? A ellos me responde con una gran sonrisa mientras elimina las ultimas lágrimas de día, “Rodolfo, el vínculo de la fundación que lleva el nombre de su gran admirador y mentor es el canal que asegura eso”. Le respondo, “Armida, la nación que soñaste y aun veo viva en ti, aún existe”.