CARTAGENA, Colombia (AP) — Con llamados a que la Cumbre Iberoamericana no tome una actitud de avestruz ante la crisis política en Venezuela, la cita que reúne a los gobiernos de Latinoamérica, España y Portugal se concentró en una propuesta para respaldar los esfuerzos del gobierno de Juan Manuel Santos para salvar el acuerdo de paz con las FARC.
“Este espacio iberoamericano no puede dejar de pronunciarse respecto a lo que siente un país hermano”, manifestó el canciller de Guatemala Carlos Morales Moscoso a la prensa después de la primera sesión matutina con sus colegas iberoamericanos, donde resonaron de inmediato voces de apoyo a los esfuerzos que hace el país anfitrión para salvar su proceso de paz.
Concebida para hablar en ésta, su 25ta edición, sobre las escasas oportunidades que agobian a la juventud iberoamericana, la cumbre se volcó hacia dos temas coyunturales difíciles de obviar: la agitación política venezolana y la incertidumbre por la paz de Colombia.
Después de que la jefa de la diplomacia colombiana diera unas palabras de bienvenida, la canciller de México, Claudia Ruiz Massieu, presentó una iniciativa a nombre de su país, Chile y España para respaldar los esfuerzos del gobierno de Santos para rescatar el acuerdo de paz con las FARC. Éste quedó en el limbo tras ser rechazado por un margen estrecho durante el plebiscito del 2 de octubre.
“Estamos seguros de que la aspiración y la voluntad de todos los colombianos serán posibles”, dijo Ruiz Massieu.
La propuesta no sorprendió: el encuentro de líderes iberoamericanos buscaba darle un espaldarazo —aunque simbólico— a la tarea del último acreedor al Nobel de la Paz para sacar a flote un nuevo pacto que termine con medio siglo de hostilidades que dejaron 222.000 muertos y casi ocho millones de desplazados.
La idea original había sido convertir esta cumbre en un festejo de la paz en la misma ciudad colonial que un mes antes fue sede de la histórica firma del pacto entre el gobierno y la guerrilla. Sin embargo, el triunfo del “no” en el plebiscito cambió los planes.
Poco antes del inicio del encuentro de cancilleres, Santos estuvo en Bogotá y aseguró que todas las propuestas de ajustes de los opositores e impulsores del acuerdo están sobre la mesa y serán estudiadas. Ahora, según dijo, sólo es cuestión de voluntad y el acuerdo se podría alcanzar en unos días.
Desde el triunfo del “no”, un golpeado mandatario colombiano se movió en diferentes frentes para alcanzar un consenso político que lograra salvar lo que costó casi cuatro años de negociaciones en Cuba.
La Cumbre Iberoamericana, cuya sesión presidencial será el sábado por la mañana, también recibió llamados para que aborde de alguna forma la crisis política venezolana.
Al llegar a Cartagena, el presidente peruano Pedro Kuczynski afirmó que ésta es una ocasión propicia para examinar lo que pasa en Venezuela, donde la suspensión de recolección de firmas impulsada por la oposición para un referendo revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro complicó la crisis.
La oposición venezolana, que también impulsa un juicio político contra el presidente en el Congreso, llamó el viernes a un paro cívico.
La presencia de Maduro en la cita iberoamericana no está descartada. Incluso hay rumores de medios colombianos que indican que el líder socialista podría sumarse a los debates el sábado.
Es difícil que durante un encuentro como éste surja la fórmula diplomática para arreglar lo que ocurre en Venezuela, pero el canciller de Guatemala afirmó que no está demás exhortar a llegar a una solución pacífica.
“Lo peor que nos puede pasar es no dialogar. Todos los sectores en Venezuela están obligados por su país, por el amor a su patria, a sentarse a conversar en el marco del respeto y el estado de derecho”, manifestó.
En anteriores ediciones de la Iberoamericana, Hugo Chávez se enfrascó para defender su causa y hasta recibió reprimendas de un monarca español.
La presencia de Maduro el sábado podría colocar al mandatario ante colegas críticos y preocupados por el rumbo que lleva Venezuela, aquejada por una carestía económica sin precedentes.