Alicia Civita |
Miami.- La oferta gastronómica de los camiones de comidas que abundan en Miami y el sur de Florida (EE.UU.) refleja el sincretismo cultural de este área, cada vez más porosa a la influencia culinaria latinoamericana.
Y es que en un restaurante argentino de carne difícilmente servirían su tradicional asado con arroz y frijoles negros, pero es una de las inesperadas combinaciones que ofrecen las cocinas rodantes del sur de Florida, siempre pendientes del gusto de los clientes, mayoritariamente latinoamericanos.
“A la gente lo que más le llama la atención es cómo es que se puede hacer una fusión de comida así en un camión”, dijo a Efe Yamel Pérez, a quien muchos consideran el alma de la gastroneta Key West Conch Shack & Grill. “Piensan que es algo que pertenece a un restaurante”.
Sin embargo, nada como un camión de comida para ser creativo.
“Eres tu propio dueño, puedes hacer la comida como tú quieras. No tiene que ser auténtica, puedes tener tu mezcla propia”, explicó Pérez, quien lleva varios años en la cocina de este exitoso camión y sueña con tener uno propio pronto.
No es el único. Según la firma investigadora Ibis, en 2015 operaron en Estados Unidos 4.130 camiones de comidas, con ingresos de unos 1.200 millones de dólares.
El blog Burger Beast, que cubre el mundo de los camiones de comida en el sur de Florida, calcula que hay más de 200 de estos vehículos activos en la región.
Aunque siempre hubo puestos de comida, como en la mayoría de las ciudades, el fenómeno de los camiones explotó en Miami hace poco más de cinco años. Fue entonces cuando GastroPod emergió en escena con un remolque plateado de diseño “retro” y nuevos platillos como Dirty Chips, papas fritas en grasa de cerdo, con mayonesa picante y chispitas de ensalada de repollo.
Le siguió el Latin Burger & Taco, cuyo plato más famoso es la Latin Macho Burger, una hamburguesa con carne de solomillo y chorizo, acompañada por queso mexicano de Oaxaca, cebolla caramelizada y jalapeños.
La diversidad de los residentes del sur de Florida, procedentes principalmente de América Latina, ha propiciado el éxito de camiones de comidas que siguen recetarios tan variados como el puertorriqueño o argentino.
Otras gastronetas populares ofrecen hamburguesas preparadas al estilo cubano, quesadillas gourmet o una versión sofisticada del sandwich cubano.
Aunque hay varios de comida mexicana, los más exitosos son los que tienen platillos tradicionales con ingredientes frescos y/o orgánicos.
Pero en los últimos años han proliferado todo tipo de ofertas gastronómicas, con especial destaque para la fusión. “Lo más raro que vi fue un camión chileno vendiendo corazón de vaca”, indicó Pérez.
“Sí, claro que lo probé”, afirmó. De eso se trata.
La hondureña Liliana Weiner comparte su espíritu. “Me gusta la variedad y la comida latina que hay aquí”, indicó, pero además, dijo, le gusta ver cómo las personas “se integran a nuestra cultura a través de la comida de Latinoamérica”.
El brasileño Edilson Gomes es uno de ellos. No había probado la cocina venezolana hasta que experimentó la comida del camión Arepas Las Gorditas.
“Tacos sí, pero no sabía qué era la arepa hasta ahora. Me gustan”, señaló a Efe este operador de maquinaria pesada, de 32 años.
El público de los camiones es tan diverso como las ofertas de comida y, aunque al principio no era fácil saber dónde iba a estar cada camión, ahora hay una organización casi militar.
“Hay varias redes de camiones que organizan actividades regularmente”, indicó Pérez.
El área de cobertura va desde el sur de Miami hasta unos 100 kilómetros al norte, en el condado de Palm Beach.
También se apostan en esquinas designadas y autorizadas por las municipalidades. Son además contratados para eventos corporativos y fiestas privadas.
Aunque tener un camión de comidas parece una aventura interesante y menos arriesgada que un restaurante, los empresarios que han tenido éxito en el sector aseguran que es mucho más difícil de lo que parece.
El gasto anual promedio de la comida para un camión de comida puede llegar a los 85.000 dólares, según cifras de Ibis. Una cantidad similar es lo que cuesta comprar el camión.
Sin embargo, los que trabajan en estas cocinas rodantes en el sur de Florida dicen que lo más difícil es soportar el calor y la presión cuando las filas de personas se hacen interminables.
Otro de los mayores retos es vender toda la mercancía, pues este tipo de restaurantes sobre ruedas carecen de espacio para almacenar los alimentos. Aunque para ello cuentan con el consumo de sus fieles clientes, que, en promedio, se gastan 12,40 dólares. EFE